Pasó el primer mes de 2021 y voy a volver a recordar las causas perdidas; es decir, las denuncias sin ninguna solución que he venido haciendo en estos susurros.

Llevo 4 años denunciando el robo que la nación le está haciendo al Valle del Cauca con los peajes de la llamada red vial. Les recuerdo que, los peajes de Cali a Palmira, que es la única vía concesionada en Colombia, que se pagó antes de lo previsto y por eso volvió a la nación, se los están llevando para otras partes, mientras se deteriora de manera manifiesta esa carretera.

Quienes usamos esa vía y pagamos los lentos peajes, vemos los huecos que se están haciendo en el asfalto; algunos de tamaño descomunal como los que están antes del puente sobre el río Cauca. Las malezas sobre las bermas de la carretera y el general descuido son manifiestos.

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No ha habido poder político que logre que esto se mejore. Casi 4 años prometiendo que van a concesionar esas rutas y nada de nada. Ese dinero se va para Bogotá y todo igual de tranquilo. ¿Y los alcaldes de Cali y Palmira? ¿Los parlamentarios? ¿Los ministros y viceministros?
¿A ninguno le interesa este despojo de dineros que pagamos los vallecaucano?

Otra de las causas perdidas es el dragado de la Bahía de Buenaventura. Cada vez más buques no arriman, por falta de esa tan anunciada obra y no pasa nada. Ni hablar de la doble calzada Buga – Loboguerrero – Buenaventura. Cumplimos 30 años esperando esa obra; 5 presidentes nos han prometido terminarla.

Nadie responde sobre si se construye o no la vía Mulaló a Loboguerrero; parece que a esa cacareada concesión se la tragó el triángulo de las Bermudas y nadie reclama.

Las causas perdidas en Cali siguen igualitas: El monstruo del colegio de la Sagrada Familia del parque del Peñón, sigue ahí; el MIO (transporte masivo) a punto de cierre y el transporte pirata dueño de las calles.

Otra elemental causa perdida, que aspiro se acabe el año entrante con la vacunación, es la imposible llamada telefónica entre el Alcalde de Cali y, los alcaldes de Palmira y Jamundí, para ponerse de acuerdo en los pico y cédula y demás medidas restrictivas. Es increíble que no coincidan, sabiendo la interdependencia de esos municipios; con una llamadita se arreglaría eso, pero, los egos no los deja, mientras los ciudadanos padecemos ese despelote.

Queda demostrado que tiene más influencia un bombero de la isla Malpelo que este susurrero y que los vallecaucanos somos unos majaderos, a los cuales se nos puede mamar gallo, el tiempo que sea y no pasa nada con esa burda burla.

¿Se imaginan lo que hubiera pasado si el robo de los peajes se lo estuvieran haciendo a Antioquia o Cundinamarca?

¡¡So tembos!!