Nunca hago gala de mis básicos conocimientos de economía, creo que solo en mi añeja hoja de vida, currículum vitae, se decía antes, aparece que soy economista honoris causa que, entre otras cosas, no es un título académico, como algunos ampulosamente lo exhiben para decir que son profesionales, como el conocido expresidente del Congreso.

Hago este introito para, de antemano, indicar que mi opinión sobre estos temas puede resultar poco ortodoxa y moderna.

Frente a la crisis financiera presente, creo que hay que tomar medidas extremas para evitar la parálisis total de la productividad y, por eso, si de mí dependiera (gracias a Dios que no), no dudaría en emitir moneda, para aumentar la demanda interna.

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Me dirán que podría subir la inflación, pero, ese factor sin duda importante en economías estables, es hoy por hoy menos grave que el del desempleo y el crecimiento bajo cero.

USA, Rusia y China, que nunca han aplicado ninguna regla fiscal, con gran sigilo, han usado muchas veces la emisión, para superar graves problemas económicos y, sin duda, lo harán ahora.

Para superar esta crisis que no tiene límite conocido, hay que recurrir a las reglas elementales de la macroeconomía: Cuando se apaga el motor de la economía de mercado, hay que prender la turbina del gasto público, social y de obras.

¿Cómo financiar ese gasto? ¿Con impuestos a un sector privado casi quebrado? ¿Con deuda pública, con condiciones extremas de la banca internacional? A esos 11 mil millones de dólares aprobados no les conocemos las condiciones, pero no dan un brinco frente a la situación.

¿Por qué no emitir? Esa es la cuestión. Ojalá los sabios del gobierno analicen esta probabilidad, que algunos importantes economistas han planteado.

El único sector que aguanta más impuestos es el financiero; los demás, después de esta cuarentena, no creo que aguanten, ¿entonces?

Ahí está la maquinita de los billetes, no la olviden.

Ñapa: Nadie duda que primero la vida, segundo los más vulnerables de la sociedad, tercero la ortodoxia económica.

Ñapita: No se enojen si no están de acuerdo. Tiene más poder un bombero en la Isla Gorgona que este susurrero.