[et_pb_section fb_built=»1″ _builder_version=»4.4.4″][et_pb_row _builder_version=»4.4.4″][et_pb_column _builder_version=»4.4.4″ type=»4_4″][et_pb_text _builder_version=»4.4.4″ text_orientation=»justified» hover_enabled=»0″]

Me voy a meter en un lío epistemológico (busquen en Google), porque voy a tratar hoy un tema que genera pasiones, divisiones y odios.

Como es un tema de formas redondas, es decir, un tema pelotudo, para colmo colorado, se presta para ponerle malicia, mucho más por su leyenda de beneficios amatorios.

Anuncio

Aunque su mayor polémica la genera su controvertido sabor, que va desde astringente y pastoso, hasta delicioso manjar sobrenatural.

Sin más preámbulos, a calzón quitado, les voy a hablar del chontaduro, maná hecho por Dios para su gente del Pacífico Colombiano.

Hice una consulta sobre el chontaduro o tumba catre que llaman; las respuestas fueron diversas. Hago un resumen:

«Es la mezcla perfecta entre una papa criolla asada y una yuca».

«Sabe a huevo de iguana», me escribió un ínclito notario costeño (¿ambientalista?), que se autocalifica como experto en chontaduro.

«Sabe a mar, a brisa húmeda salada del Pacifico».

«No sabe a nada. Es una papa que quiso ser durazno y fracasó». Me contestó un Bogotano. Le reconozco su humor cáustico.

«El chontaduro sabe a Cali».

«El chontaduro es lo que le falta al pandebono con café humeante y una empanada, para ser Maná». Definición de un exalumno del colegio San Luis.

«Sabe a íntima pasión morena».

«Chontaduro y huevo duro, pedo seguro».

«Sabe a torta celestial. Mezcla de hostia, sal y miel»

«Pastosa sustancia que atrae con su color y, deleita con su aroma y sabor, para después acrecentar tu pasión».

«Tiene textura de caña, sabor pastoso de yuca con papa y deja fibras en la boca como un zapote».

«Sabe a arepa con yuca y pan dulce». No falta el paisa chontadurista.

Como el Rey del Chontaduro, designación que me acabo de hacer, por unanimidad, me declaro adicto a su sobrenatural sabor, confieso mi pasión pecaminosa por su color, olor y gusto farinoso. Consumirlo estimula mis sentidos y acrecienta mis amores a este terruño del Pacífico Colombiano.

A quienes no les gusta, los respeto con compasión, porque no vale la pena haber vivido sin haber comido y disfrutado chontaduro con sal o miel; sin haberlo degustado en ceviche, en crema, en rollitos primavera o en cóctel de langostinos.

¡Ojalá no se mueran sin tener ese privilegio!

Ñapa: Si duda de la ivermectina contra el Covid19, coma chontaduro, que levanta todo tipo de muertos.

Ñapita: ¿Han comido chontaduro con guarapo de caña frío? Ahí los induzco a ese vicio.

[/et_pb_text][/et_pb_column][/et_pb_row][/et_pb_section]