Estoy en cuarentena (catorcetena) por haber estado en Perú y Chile, además de haber viajado en avión desde esos países.

Pensé que esto no me iría a pasar, pero como decían antes: después del gusto que venga el susto.

Sería una irresponsabilidad no hacerlo, primero con las personas más cercanas y naturalmente conmigo mismo, soy consciente de que estoy en el rango de los más vulnerables.

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Tengo por fortuna una buena provisión de libros y el importantísimo apoyo de Netflix; amén de la necesidad de hacer una estricta dieta, consecuencia de mis excesos goloso turísticos.

Invito a todos mis lectores a que tomemos todas las medidas para evitar que esta pandemia se crezca a niveles que se hagan incontrolables.

Deberíamos hacer una cuarentena de la polarización que nos abate.  Es el momento de unirnos todos entorno de las autoridades de salud y seguir a pie juntillas sus recomendaciones.  Dejemos las diferencias políticas por estos días y como una nación solidaria actuemos.

Ya tendremos tiempo de seguir con nuestras disputas doctrinarias o partidistas.  Apoyemos al gobierno en estos momentos cruciales en todas las medidas que está tomando, por incómodas que sean y mantengamos nuestro proverbial buen humor por duras que sean las circunstancias.

De antemano, le va la madre para el que me mande pandebonos, caspiroletas, manjarblanco o cualquier delicia afín. Repito, voy a aprovechar para hacer dieta; ya le puse candado a la nevera.

Ñapa:  Siempre nos hemos sentido orgullosos de nuestros médicos, es el momento de manifestarles nuestro aprecio.  En Italia y España, todas las noches, las personas aplauden a las mujeres y hombres de los servicios sanitarios que se exponen a diario por curar a los contagiados, ¿no será hora de empezar a hacer lo mismo nosotros?