Mantener la Esperanza

Escribo esta reflexión en medio de la experiencia del dolor. Asumir la muerte de alguien que amamos golpea el alma y apachurra el corazón. Pero es en estos momentos donde la fuerza de la fe debe aparecer. Esto no es hacer de ella un placebo, ni mucho menos un somnífero que nos aleja de la realidad, sino que es la fuerza parar sumir y elaborar el duelo de la perdida de quien amamos.

Este duelo lo hemos tenido que asumir en la compañía distante. Esto hace más duro el camino. Sin embargo; esta situación nos ayuda a comprender que el amor verdadero no requiere de presencias fisicas, sino de corazones nobles, leales y sinceros, que hacen pequeño el abismo más grande y que una oración comunitaria y familiar en zoom, nos llega al corazón con la fuerza del abrazo que se da en físico.

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Ahora bien, hoy la palabra del señor nos invita a mantener la solidaridad y la fraternidad como un ejercicio de Justicia. Es decir, que el llamado de Dios es a la fortaleza comunitaria, donde Dios se manifiesta. La fe en Dios implica un ejercicio de proximidad y compasión con los que sufren. Por eso el salmo es un canto de Esperanza en Dios. No importa la dificultad, no importa el dolor, Dios reina y nos trae Paz. Y el evangelio, nos regala esa presencia de Jesús en Betania, en la casa de sus amigos y allí nos llama la atención para que el cuidado de los necesitados no se reduzca a  un ejercicio de proselitismo, sino de compasión. Por eso reprende a Judas por perder el horizonte de la causa del Reino.

La pascua es un encuentro comunitario de solidaridad, misericordia y compasión que es la expresión más diáfana y sincera de la fe. Hoy mi familia ha experimentado esta comunión. A pesar de las limitaciones, a pesar de la tristeza, a pesar de los obstáculos nos hemos reunido a través de todos los medios, desde lugares lejanos pero unidos en el corazón. Hoy no nos ha reunido la muerte, sino el amor. Ese amor que nos hace familia asi no llevemos la misma sangre. Ese amor sanador y restaurador, que es alegría y que queda en el corazón. Ese mismo amor que la abuela nos ha brindado.

Hoy comparto la fe, el amor que nos anima en la esperanza. Expreso gratituď perenne a todos los que han estado pendiente de nosotros, porque sentimos que a través del amor de Ustedes Dios se ha hecho presente.

Aprovecho este momento para decirles en nombre de Sandra, Nataly y el mio Gracias. Reciban nuestro abrazo fraterno de gratitud y queremos expresar que, aunque el dolor nos embarga, manifestanos la confianza en el Dios de la vida. Hoy más que nunca nuestra fe se fortalece y agradecemos al Buen Dios por tanto amor y felicidad que nos brindo a través de la abuela. Estamos convencidos que la abuela Ofelia hoy goza de la presencia eterna, riéndose de sus bromas, sobretodo de aquellos que no querían comer carne. Amén