Gardeazabal

Por: GUSTAVO ÁLVAREZ GARDEAZÁBAL

Ningún político, caudillo o presidente de la república ha sido capaz de causar la revolución que todos estamos esperando desde el 7 de agosto de 1819. Tan solo López Pumarejo, en su primer período con las leyes de tierras y empleos puso límites, zapatos y cesantías, y César Gaviria cuando les cambió de oficio a 12 millones de campesinos para que solo 12 familias pudieran importar todos los alimentos que antes se cultivaban en los valles y montañas colombianos, Los demás, nada.

A todos les ha dado miedo o no se han sentido capaces. Pero las cuatro grandes revoluciones que verdaderamente han generado los gigantescos cambios en la estructura social colombiana han sido la aparición en su orden de la mula, el transistor o radio de pilas portátil, la moto y ahora el celular.

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Con la mula se pasó de la Colombia indígena y selvática a un país con caminos de herradura, a montañas sembradas de café, a productos agrícolas cargados hasta los puertos y entonces volver productivas las tierras enmontadas.

Con el transistor, que apenas llegó promediando el siglo pasado, la Colombia rural y montañera, de pueblitos y caseríos, empezó a advertir que la verdad no la tenían los periódicos de Bogotá o Medellín sino la radio, pero que además poseer esos radiecitos de pilas daba estatus en cualquier conglomerado donde se viviera y como con él llegó la mano transformadora de Radio Sutatenza de monseñor Salcedo y la educación comenzó a asomarse donde ni el estado ni los periódicos llegaban, el cambio de mentalidad del colombiano fue inducido prodigiosamente.

Y cuando llegó la moto y la brecha social entre ricos y pobres había aumentado desproporcionadamente y tener un vehículo motorizado de 4 llantas era el que daba dignidad y estatus, la moto le dio la mano a esos millones de colombianos que fueron descubriendo cómo podían evolucionar, ahorrar y hacer más fácil y cómoda la vida sin tener que pagar el pasaje. Los campesinos también se beneficiaron.

Descubrieron que teniendo moto podían trabajar en sus parcelas y vivir en el poblado cerca de la educación, la salud y la diversión. La facilidad con que se financia ahora una moto ha revolucionado el mercado y las calles, y debe obligar a que las ciudades todas planifiquen su desarrollo urbano para darle cabida a las motos y que no nos volvamos un rosario de Calcuttas.

Y no tengo que decir a mis lectores y oyentes lo que ha significado como gran revolución el celular y los cambios mayúsculos y veloces que está precipitando el internet. Piénselo y verá que no es exageración. Que esas si fueron revoluciones.