Todo lo que diga es falso. Eso es lo que dirán cuando lean esto luego de haber conocido el interesante artículo que publicó la Revista Raya sobre la inteligencia de Colombia contra la embajada cubana durante varios años y en donde queda la impresión que el cuerpo diplomático cubano está libre de pecados.
Es cierto que la inteligencia colombiana hizo control, seguimiento y penetró al cuerpo diplomático cubano, seguramente es cierto que hizo labores de desinformación en favor de sus intereses políticos estratégicos. No lo dudo, pero eso lo hacen todos los cuerpos de inteligencia día a día en el mundo entero sobre cada misión diplomática aun siendo amiga o aliados; mucho más, contra los que no lo son. Esa es la historia del espionaje de las grandes potencias y las simples repúblicas. Esa es la historia de la CIA, el MI-5, el Mossad, las extintas KGB, y Stasi y también de la Seguridad del Estado Cubana o G-2 y así actuó la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI) en Colombia en este caso. Cada país, aunque lo niegue y siempre lo hará. Es cierto son violaciones al derecho internacional de la convención de Viena, pero todo sistema de contrainteligencia actúa así, solo que no hay códigos cuasi mafiosos de no reconocerlo. Y eso es condenable.
Cuba tuvo en Manuel Piñeiro Losada, conocido como Barbarroja, al artífice del espionaje cubano desde 1961 jefe del denominado Viceministerio Técnico, órgano encargado de desarrollar la política de inteligencia en América Latina como jefe de la Dirección de Liberación Nacional que para hacerlo más amable en los años 70 pasa a ser el Departamento América (DA). Barbarroja fue un alumno aventajado de Markus Wolf, director de la Stasi, el temido y eficiente servicio de inteligencia de la República Democrática Alemana que asesoró la formación de la Dirección General de Inteligencia de Cuba.
Los cuerpos diplomáticos cubanos no son angelitos. Vidalina Valledor la secretaria personal de Barbarroja por más de 30 años en su testimonio sobre su jefe dice refiriéndose a los orígenes de la escuela de inteligencia cubana “… hubo otro curso para un grupo […] los cuales recibieron una preparación más fuerte, ya que trabajarían en los centros instalados en las embajadas” y agrega, “se impuso la necesidad de recibir información desde el exterior; solo la recibíamos desde México, – recordemos que en los 60 Cuba solo tuvo relaciones diplomáticas con ese país – y no podíamos seguir bloqueados. Es cuando se crea la sección de Enlaces, esta mantenía relaciones con funcionarios de diferentes organismos que viajaban al exterior: Comercio Exterior, INDER, Salud Pública…” Es decir, cada funcionario cubano fue mayoritariamente un agente de la inteligencia cubana y agrega que, además, Barbarroja creó “la escuela de Punto Cero de Guanabo y la Escuela de Petty, en Pinar del Río, donde se preparaban los distintos dirigentes y militantes de diferentes organizaciones que venían clandestinamente a Cuba”.
La presencia de la inteligencia cubana en cada país latinoamericano es grande y activa, pero ha perdido capacidad, el credo de la vieja escuela no existe. No repetiré nombres y fichas de cada agente que han mencionado diversas notas de prensa o el informe que le entregaron a la Revista Raya, solo me atengo a los amigos, los colaboradores del comandante Barbarroja y sus nexos con Colombia.
Barbarroja maestro de espías, estuvo involucrado en todas las operaciones cubanas en cada país de este continente pues era el coordinador jefe de las operaciones secretas en el continente. Era brillante y un pragmático, de el fue la idea a decir de Frederick Kempe, que fue corresponsal diplomático de The Wall Street Journal, de utilizar el narcotráfico como arma de descomposición interna de los EEUU y de financiamiento para la revolución.
Por ello, no es raro que existan historias entre el narcotraficante colombiano Johnny Crump y el primer embajador de Cuba en Colombia en 1975, Fernando Ravelo Renedo, Fermín. Fue el antecedente de la historia que termino en la Causa #1 y el fusilamiento de 4 altos oficiales cubanos cuando Gabo alertó a Fidel de una intervención norteamericana al estilo Noriega pues el expediente del caso cubano se lo había comentado Clinton por aquel 1989. El nombramiento de Fermín lo orientó Barbarroja designando a su vicedirector del DA. Ravelo recuerda aquellos años de trabajo con Piñeiro antes de llegar a Bogotá: “fueron años de trabajo hasta las cuatro y cinco de la madrugada. Contactos, relaciones con dirigentes, partidos y fuerza patrióticas de todo signo, los grupos que venían a entrenarse, las salidas con pasaporte falso e itinerarios ficticios”.
José Antonio, Tony López Rodríguez, otro embajador cubano en Colombia entre 2000 y 2005 que ha sido referenciado con los servicios de inteligencia cubanos y desmentidos por el públicamente, fue de los hombres más cercanos a Barbarroja recuerda en la serie “Barbarroja x siempre, el arte de la conspiración revolucionaria” que cuando fue nombrado en este país, su jefe y amigo le “dedicó horas a hablarme de la heroica lucha del pueblo colombiano, de las virtudes, la valentía, entrega y nobleza de sus mujeres y hombres. De los comandantes y combatientes guerrilleros que él había conocido no solo de las FARC, el ELN, el EPL y el M-19, también de los dirigentes y líderes políticos liberales y conservadores, de la importancia de conocer sus opiniones, sus puntos de vistas políticos, sus programas y planes”
Hay mucho más, pero miremos la otra cara de la moneda de la suciedad de todos los servicios de espionaje sea el que sea es este:
El ex agente de la inteligencia cubana Enrique García ha mencionado que en los 80, “el departamento de la contrainteligencia cubana colocó una trampa de carácter sexual a un diplomático de la embajada de Colombia en La Habana que era crítico de la falta de libertades en Cuba.
Se filmó y fotografió un romance homosexual que su esposa, madre de sus hijos, mantenía con una cubana que el servicio cubano le había colocado luego de estudiarla y detectarle dicha inclinación. La contrainteligencia cubana entonces utilizó las fotografías y filmaciones para chantajear al diplomático, que era muy católico y no podía resistir el destape del escándalo y las consecuencias a su familia y reputación. Terminó colaborando con el servicio cubano y a su regreso a Colombia, su expediente pasó a manos de la inteligencia, quien siguió dirigiéndolo. Realizó un intenso trabajo de influencia a favor de los intereses de Cuba y proporcionó información confidencial sobre la política exterior de su país, incluso llegó a entregar las claves para las comunicaciones secretas de su embajada”.
Todo da asco, todo da miedo y todo es verdad y cada historia tiene varias miradas y ángulos.
*Los testimonios sobre Manuel Piñeiro y los diplomáticos cubanos mayormente son de la publicación en tres entregas en Manuel Piñeiro Losada: El arte de la conspiración revolucionaria (I)