Por: GUSTAVO ÁLVAREZ GARDEAZÁBAL
BOREALIS es el título de una novela singularísima sobre dos músicos que viven en distintas épocas en Akilaria, un extraño pero muy poco común país imaginario que tiene 2 lunas. El uno llama Apogeo Borealis y el otro Arthur Bradley.
El primero murió a los 23 años en plena gloria consagrado como el más grande músico del universo visible en aquel momento. Bradley es un anciano, casi decrépito, rodeado de la fama moderna como músico intérprete de Borealis y quien llega de un más allá innominado para homenajearlo en Akilaria un poco antes que una de sus dos lunas estalle. Debe, en una semana realizar una serie de conciertos y una grabación.
Para muchos lectores, esta novela es un cuento de hadas pero sin varitas mágicas. Para otros es un acumulado de absurdas narraciones inverosímiles adornadas con metáforas decimonónicas.
Para los que saben de música es una novela fácil de leer y llena de detalles sobre las composiciones pentagrámicas y la vieja manera de fabricar discos de vinilo. Sin embargo no deja de tener visos de cuento infantil navegando en un marasmo de ingenuidad y pendejada narrativas. Es en un todo una contradicción, pero agradable de leer. Al mismo tiempo se puede ver como una narración seria pero deja filtrar rasgos de ridiculez. Misógina irredenta solo tiene una mujer como personaje, Etherea, la novia/esposa de Apogeo Borealis.
Todos los demás personajes o son hombres o son avestruces como los que tiran sus carrozas. Montada burdamente sobre dos planos narrativos paralelos, Borealis/Bradley, tiene sin embargo la capacidad ( por su manejo del lenguaje) de captar al lector y de obligarlo a no olvidarse de capítulos enteros o de alguno de los personajes.
Podrá ser nominada a la primera novela del neomodernismo internético de comienzos del siglo 21 en Colombia pero también podría ser leída como una metáfora más del eterno abuso del poder gubernamental tan igual en el mundo de hoy, como en el universo imaginario donde existe Akilaria. Pero como es una novela para carcajearse sin que tenga una sola pinta de humor, todo se esfuma en una realidad aparente. Quizás ese sea su éxito.
