El 25 de Marzo es una fecha de gran importancia para aquellos que defendemos la vida humana desde la concepción —hasta la muerte natural—, se trata del día del niño por nacer. Esta fecha tiene su origen en una seguidilla de medidas tomadas por países latinoamericanos como El Salvador, Argentina, Guatemala y Chile, que entre 1993 y 2014 establecieron normativas para reconocer esta fecha como el día de los no nacidos —y en el caso de Chile, también es el día de la adopción—. Sin embargo, más allá del origen de esta celebración, no podemos dejar de relacionarla con nuestra actualidad: la lucha contra el avance abortista en América Latina.

Mi artículo del día de hoy tiene como objetivo llevar a la reflexión sobre esta fecha y su significancia, pero también espero que sirva de aliento para todos aquellos activistas comprometidos que trabajan incansablemente en defensa del derecho humano más importante de todos: la vida.

Este 25 de marzo es muy diferente al que hemos vivido otros años. Nos enfrentamos a una Latinoamérica que a avanzado en la permisividad de prácticas aberrantes como el aborto, pero que al mismo tiempo muestra una juventud resiliente y valiente, que está dispuesta a dar la vida en defensa de la dignidad humana.

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A su vez, en estos años de lucha, hemos crecido mucho tanto en números como en ideas. Hoy tenemos herramientas que ayer no tuvimos y les garantizo que mañana seremos mejores. Es justamente a través de esta experiencia acumulada que sabemos muy bien que la “marea verde” de revolucionaria no tiene nada, y que lo único verde son los dólares invertidos en el negocio que la moviliza.

Conocemos bien a nuestro enemigo y nos conocemos bien a nosotros mismos, pero nos falta despojarnos del miedo. Hoy más que nunca debemos dar la batalla. Hoy más que nunca debemos ponernos a la altura de las circunstancias, porque lo que está en juego es la vida de miles de seres humanos inocentes.

Sé que muchos de ustedes están cansados. El progresismo avanza en todos lados al mismo tiempo y mantener la atención en un sólo tema es difícil. Pero sepan una cosa: la vida y la dignidad de una sóla persona, de un sólo niño, es una razón más que suficiente para continuar en esta guerra.

Hermanos latinoamericanos, no se rindan. La resiliencia está en las venas de nuestros pueblos y juntos somos imparables. Querido activista provida, no estas solo, somos miles. No permitan que las pequeñas derrotas les nublen la vista para las guerras que tenemos delante. Perderemos muchas batallas antes de ganar la guerra, pero como Winston Churchill dijo una vez: “el éxito es ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo”.