POR: EDUARDO CAICEDO S.
Podríamos pensar, que el autor de esta columna se equivocó, si alegóricamente nos remontamos a ese viejo tema musical salsero que canta algo parecido así, pero no….
Es cierto, de la calle quinta, de aquella avenida que el maestro Varela, inmortalizó y dio a conocer al mundo, que también en Cali hay una gran avenida “Quinta” como en New York, de allí, a la “LOMA DE SAN ANTONIO” un paso hay, son solo 5 cuadras “largas” llenas de historia, 739 metros de recorrido desde la calle 5ª hasta la Iglesia de San Antonio por la carrera 10, distancia “a pie” qué se puede cubrir más o menos en 11 minutos.
Y si bien la hermosa Capilla que da origen al nombre del sector, no es la más antigua de la Ciudad, se construyó en 2 años (1.746-1.747) pero si fue la zona privilegiada, compuesta por una serie de lomas amenas, que ofrecían una panorámica y frescura única, y así la zona, fue codiciada por terratenientes, clérigos, militares, y personajes de Santiago de Cali, desde la época de su reubicación, a cargo del Capitán Miguel Muñoz, bajo ordenes del propio Sebastián de Belalcázar, por allá por los años de 1.536, puesto que inicialmente Belalcázar la había fundado más al norte, entre Vijes y Riofrio, pero la gran muralla de los Farallones de Cali, y sus 7 ríos que de allí descienden, llamo más su atención, para ubicar en su valle más próximo definitivamente la bella Capital.
Los terrenos de la capilla y alrededores, fueron donados por la familia Garcés de Aguilar y Lazo de la Vega, familias de origen ambateño de Rio Bamba, Ecuador, entregadas por testamento a la cofradía de SAN ANTONIO DE PADUA, dando así origen a toda la tradición e historia del sector.
La construcción de la capilla, muros, calles y andenes, se elaboró con una singular “piedra amarilla” que se da mucho en la zona, siendo algo particular en la arquitectura de sus casas, estilo colonial español, al igual que en las grandes ciudades como Popayán, Quito y Lima.
La arquitectura de las grandes casonas comprendía el típico ZAGUAN de la entrada a la vivienda, y en el fondo del lote, un gran SOLAR, en donde se podía tener varios árboles frutales, como el carambolo, nísperos, mamoncillo, grosella, guamos, guayabos, etc.
En algún momento de su historia en el siglo XIX, el Obispo Luis Adiano Diaz, intento vender la capilla y todos sus terrenos, dando una lucha la comunidad en negativa a esta iniciativa por el clérigo, presionando al municipio el pueblo, para que comprase los terrenos y así preservar la tradicional Iglesia y zona verde, posteriormente muchos años después, ya los terrenos de propiedad del municipio de Santiago de Cali, este cedió gran parte de estos, para construcción y obras de la naciente empresas municipales de Cali, y su acueducto municipal que surtió de agua potable en ese entonces a toda la Ciudad.
En nuestros días, la “LOMA DE SAN ANTONIO” como se le sigue diciendo hoy, ha sido escenario de miles y miles de sucesos de la Cali moderna, miles de matrimonios, arrepentimientos y traiciones han pisado el suelo de su templo, meca gastronomía típica Vallecaucana, lugar de rumba, allí nació la “MACETA” de los ahijados, “Barrio ballet” vibro en sus calles.
Recuerdo de niñez: las exploraciones del parque de los “Tanques”, la “rodada” sentados en cartones desde la loma, como locos desenfrenados, acabando en el andén la calle, la misma calle que sentía el rodar de los “carritos de balineras” que todo los chicos de esa bella época gozábamos, tan libres, tan seguros, que no nos importaba nada, solo crecer, vivir, gozar y morir en nuestra amada Cali.