Dijo Lucas Caballero, conocido también como Klim, que en Colombia todo el mismo habla de fútbol y política; y por lo tanto, al escribir era casa inevitable tocar estos temas. Además, menciona que la similitud entre estas dos actividades es que ambas se practican con los pies. Por mi parte, siempre he dicho que los hechos que tengan lugar dentro de un estadio de fútbol: son el reflejo de lo que sucede fuera de él, y dentro de nuestra sociedad.

Ahora pensando en lo que planteaba Klim, me doy cuenta que en Colombia es un país innovador, y uno de los pocos en el que practicamos: futbolítica. Sí, futbolítica, ese deporte del que todos estamos pendientes, de los resultados, de cómo se movieron, de cómo marcaron, o cómo escondieron (el dinero), cómo se vendieron, o cómo les ayudamos o no a hacer de las suyas. Sí, ese deporte en el que todos cumplimos nuestros roles. Empiezo a idear el ‘once ideal’, nuestro estadio y tribunas.

Empecemos por la infraestructura, por variar en este país donde este ítem hace parte de los últimos. Así pues el estadio estaría ubicado en alguna zona del Putumayo, en algún despoblado que se encuentré en la zona. El terreno de juego con gramilla hasta el tobillo -descuidos de la administración- y uno que otro tronco atravesado en el medio del campo de juego, porque las motosierras han estado cumpliendo otras funciones. La gran parte de nosotros, es decir, los espectadores: sentados en el barrisal más próximo a la cancha. Después lo limpiamos no hay tiempo que perder. Para no perder el toque: los dos medios de comunicación tradicionales serán los narradores y comentaristas. Ojalá este Bonnet para que nos vaya bien ¿o mal? Todo depende de qué tanto hable durante el partido.

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Salen «los nuestros» al campo de juego. En su pecho al lado del escudo de la Federación Futbolítica de Colombia: la paloma de la paz. Aparece el árbitro y sus tres asistentes: Alejandro Ordoñez central del día de hoy, ha prometido ser imparcial durante el partido, y no inhabili…, perdón expulsar a ninguno de los jugadores, siempre y cuando le colaboren en su, posible, campaña presidencial. Sus asistentes fueron traídos de la mismisíma Comisión de Absolu…, digo Acusaciones, para que ayuden a Ordoñez, en cualquier momento del partido a esclarecer una jugada (¿política?). Los que medio saben de esto ya saben que «los nuestros» están perdidos con ese árbitro.

Se entona el himno nacional, en grabadora AIWA de 200 de salida a funcionando con pila, porque no hay energía. Sí, nos tumbaron una torre. Empiezan, pues, los narradores con la formación de «los nuestros»:

En el arco: Gustavo Petro, acompañado de su máquina tapa huecos. ¡Listos para tapar cualquier crítica por parte de los narradores! Por supuesto hay suplente, un especialista en tapar y destapar embarradas: Alejandro Corridori. Cuatro defensas para que sostener el partido por si se pone difícil, iniciando con Paloma Valencia y Alfredo Rangel, por la entusiasta y aguerrida defensa de «sus» ideales. Además, de contar con la presencia de Hollman Morris, otro incansable defensor de sus ideales (ahora en otro extremo); nuestro último defensa, otro incansable, un eterno, defensor de las ideas conservadoras, que no le sacan su curul, pero todos queremos, el queridísimo: Roberto Gerleín.

Sorpresivamente se ha elegido jugar con tres medio campistas, todos lanzados al ataque a ver si logran meter(nos) el gol de la victoria. El primero de ellos, uno aclamado (?) defensor de la seguridad, y los años en los que esta reino en nuestras tierras, un posible quemado en la lucha por la alcaldía mayor del distrito: Francisco «Pacho» Santos. No sabemos si más ataque que defensa pero ahí esta. Elegido sobre otro posible jugador: Enrique Peñalosa, sólo porque este último se ha quemado más veces. Acompañando a Pacho en el medio campo, otro jugador con hambre de gol, y de presidencia, el maestro de la propaganda política pagada por el Estado, el presidente de cuna, mejor conocido como «todo ministerio es mío»: Germán Vargas Lleras. Por último, uno que ya nos ha hecho sufrir bastante, y ha hechos bastantes goles, «genio» de la estrategia y de las milicias, traído de La Habana para que distribuya sufrimie…la esférica: Ivan Marquez.

¡Qué tiemblen nuestros rivales! (¿O empezamos a temblar nosotros?)

Para finalizar con nuestro, espectacular, grandioso, majestuoso, ético, prolífico, y más que todo: perturbador, «once ideal» traemos los tres delanteros, goleadores consagrados, que aniquilaran a nuestros rivales, apenas vean la oportunidad, o, mejor, la conveniencia política de hacerlo, y por qué no, apenas tengan el contrato en mano. Tenemos así al primero de nuestros goleadores, y en representación de toda una familia, digna de este puesto, que no pudieron llegar porque la carretera no estaba terminada, es más, ni siquiera iniciada, nuestro goleador (del distrito): Guido Nule. Que si no trajo los goles, trajo destornilladores, llaves, y toda clase de herramientas. En nuestros dos puestos restantes, dos amigos, ahora enemigos, que buscan darnos la paz de los goles y la seguridad de la victoria, «amigos y enemigos» de grupos alzados en armas, expertos en la tenencia del pod… balón: Uribe Velez y JuanMa Santos.

Los medios ovacionan y atacan a «los nuestros» porque hay jugadores en mejores condiciones que los elegidos por el director técnico. Todos en el lodazal esperamos el equipo «visitante» que juega como en casa. Once nuestros en el campo. Como dijo Klim a jugar con los pies. Sale el contrincante. «Los nuestros» se enfrentarán a la corrupción, la pobreza, la segregación social, falta de educación y oportunidades, problemas ambientales, y de movilidad, seguridad, y se enfrentarán a una sociedad doblegada.

¡Ahora sí asustémonos!

Centro de investigación Diacronía.