GABRIEL JEREMIAS

En tiempos dónde una catarata de información nos invade todo el tiempo en nuestra rutinaria y vertiginosa vida. Influenciando nuestras elecciones y estilo de vida. Se hace bastante difícil enfocarse en uno mismo y ser uno, siempre es ganar. Saber lo que realmente queremos o creemos querer, se vuelve una tarea bastante complicada cuando la deconstruimos.

Te muestran como deberías verte, para gustarle a alguien más o simplemente estar a la moda… Para pertenecer… Esa estúpida costumbre de hacer cualquier cosa para sentirse parte de un colectivo que no sabe ni a dónde va… Para sentirse un poco menos solo, en esta efímera existencia.

Te dicen lo que tenés que pensar y como… Lo que está bien o lo que la sociedad no acepta… Valores, costumbres, gustos, ideologías. Y vos entras en la rueda del Hamster así, sin pensar. Creyendo que hacer lo que todos hacen te va a llevar por el mejor camino… Te olvidas de vos… Te equivocas.

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Te exprimen la cabeza todo el día con la política, para que te pongas de un lado o del otro. Para qué te identifiques con uno y odies al otro… Así sería.
Te espían y no es joda, o nunca te pasó de estar por un rato hablando con alguien sobre un tema puntual y al abrir el buscador de Google ya te recomienda algo referido al tema. Te escuchan, quieren conocer que te gusta para saber que venderte.

No hace falta imaginar grandes o complicadas situaciones para entender cómo es que funcionan las influencias. En un ejemplo muy básico, ustedes se sientan a cenar en un restaurante. Se acerca la camarera y le deja la carta, pero antes de irse les recomienda el plato de la casa que esta ¡Exquisito! Ustedes van a mirar la carta, pero se van a detener inconscientemente en el plato sugerido. Así de simple funciona nuestra mente… Somos la información que vamos absorbiendo de nuestro entorno, de lo que consumimos en los medios. Somos recomendaciones, somos rumores, somos consejos.
“Cuando sientas que estas del lado de la mayoría, es momento de hacer una pausa y pensar” (Mark Twain)