LO MAS CERCA QUE HA ESTADO EL DIABLO AL CIELO: SANTIAGO DE CALI…. .
Por: EDUARDO CAICEDO S.
A conmemorar un año más del oscuro suceso próximamente, traigo hoy al “Balcón”, una historia que para mí dejó de ser una leyenda urbana, a pasar a ser un extraño hecho desde que conocí, escuché y sentí el impacto de lo acontecido, un jueves santo del año de 1.998 aún latente, hasta la fecha que conocí, en la humanidad de uno de sus más fieles testigos.
Acostumbraba arrimar a una modesta tienda del barrio “LIBERTADORES” a tomar cerveza siempre y cuando el tiempo me lo permitiera, aunque yo era vecino del barrio “Miraflores” donde pocas o ninguna tienda existe que ofreciera tan gustosa y ancestral bebida, por ser un barrio residencial, donde viven muchos adultos mayores, ubicado en el sur central (Hoy) de nuestra amada Ciudad, (dato para los que no lo conocen) me tocaba desplazarme hasta ese sector donde si proliferaban negocios de esta clase.
A vísperas de iniciar lo que los católicos definen como “La Semana Mayor”, casi por esta misma época, esa tarde calurosa de sol radiante, solo invitaba la brisa a refrescarse con una helada cerveza, cosa que no dude un minuto y me dirigí a tan pintoresco negocio, refugio de solitarios recuerdos y calladas razones, estos lugares de reunión, en el que siempre acuden almas callejeras, se encontraban como en muchas tardes, un puñado de ancianos, cada uno de ellos esgrimiendo una botella de cerveza, y uno que otro en la mesa, un “tintero aguardientero”.
Ya como a la tercera cerveza, cuando la lengua no quiere estar quieta, tema de conversación va, tema de conversa viene entre los presentes, desconocidos pero amigos al sonar de las botellas, no éramos más de 4 o 5, y entre estos uno más ausente que todos, el cual, cuando uno de los abuelos se refiero a la llegada de la “semana santa”, tomó un trago doble de aguardiente, que tenía en la mesa recién servido, llevándolo a su boca y a fondo “blanco” como lo llaman así los entendidos, como si quisiera ahogar en el alcohol, un recuerdo amargo, una pena, algo mal vivido; inmediatamente uno de los presentes, trajo al recinto, recuerdos y remembranzas de diversos hechos acontecidos en tan especiales días, como lo fue el día que “EL DIABLO BAILO EN JUANCHITO”
Ese hombre que se encontraba allí, entre nosotros, de mirada ausente, casi perdida, de hablar despacio, de voz refundida, su timidez revienta, su palabra respira, de lo más íntimo de sus recuerdos que atormentan, fluye esta historia única, tomando un aire de más, deja escuchar hasta ahora su tímida voz, y exclama con la mayor pertenencia, “YO estuve allí, lo vi, casi me toca atenderlo, yo era mesero de “Chango” desde el año 1988, esa noche yo no quería trabajar, tenía como una pereza por primera vez en diez años”; Este personaje estuvo inmerso en la más “DURA” rumba,
Caleña, en este lugar llamado “CHANGO”, lugar de diversión de la naciente “ELITE” de Cali, grandes orquestas, grandes shows, bellas mujeres, lujo, confort, placer, y lujuria al máximo, escenario perfecto, muy lucrativo trabajo de excelentes propinas; repetía con venerada conciencia una y otra vez cada momento ese fatal encuentro, “ESO PASO FUE REAL Y YO ESTUVE ALLI.” me nombró también con acertada exactitud muchos personajes de la rumba de ese momento de los cuales yo tenía conocimiento.
El viejo se veía muy bien, coherente, seguro, discreto hasta ese momento, estalló como un volcán todo lo que llevaba adentro, fue una muestra de fe? un castigo? un premio?, solo pude ver en sus ojos negros una verdad que no se inventa, hay que vivirla para expresar eso, solo sentí en su rostro, el impacto en él, de lo que paso ese día “santo”, enrojecido su rostro por su presión sanguínea, como algo que se está sintiendo otra vez, otra vez la pesadilla, un oscuro recuerdo, no voy a relatar otra vez lo mismo, que todos los medios publicaron, voy a contar aquí con el mayor respeto, a diferencia de muchos medios, que si existe alguien que vivió ese momento.
Por quien desconozco su nombre, no importa, no lo requiero, fue mi perspicaz sensible naturaleza de creer al que siente, de reconocer una verdad guardada con miedo, hago este manifiesto por convicción propia, para mí sucedió, aunque no soy católico creyente, particularmente he respetado estos dos días, en que también tenemos la Pascua Judía, respeto esta época desde un hecho también sombrío, que sucedió a mi humanidad en esta fecha, y que narrare en otra columna, creo en algo más de lo que podemos ver o escuchar, particularmente soy muy sensible.
Oficialmente, no hay reportes ni biografía de alguna mujer muerta, o recluida en hospital alguno, por esa fecha en la ciudad de Cali, por motivo de los hechos narrados o similares.