GABRIEL JEREMIAS

A pesar de los grandes avances en el ámbito de los derechos humanos que han ocurrido en las últimas décadas, aún existen muchos casos de discriminación de distintos tipos alrededor del mundo.

Los niños son expulsados del colegio por padecer alguna enfermedad, las empresas se promocionan mediante campañas misóginas, se publican convocatorias laborales que resultan excluyentes, los agentes del orden asesinan a extranjeros, las mujeres lesbianas no pueden registrar a sus parejas en el seguro, entre otros incidentes condenables.

Estas situaciones revelan una realidad muy alarmante, donde la desigualdad forma parte de la rutina y se ha instaurado en la cultura de todos los países. En menor o mayor escala se puede evidenciar en distintos niveles cómo hombres y mujeres son discriminados por su raza, orientación sexual, creencia religiosa, clase social, u otra característica que no es compartida por los grupos predominantes, que dominan el sistema judicial de determinada nación.

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En el caso de la discriminación racial, se pueden encontrar varios eventos a través de la historia donde las libertades fundamentales de todo ser humano han sido menoscabadas. Hoy en día esto sigue ocurriendo, e incluso el actual presidente de los Estados Unidos se hizo famoso durante la campaña electoral por su postura en contra de los musulmanes. Demostrando también que la inclusión muchas veces es dejada de lado, optando por la xenofobia.

Por otro lado, la discriminación de género es algo bastante evidente en la cultura empresarial de varios países, donde las mujeres que llegan a ocupar cargos importantes no se pueden adaptar al sistema que es dominado por una perspectiva machista. Los valores que son enaltecidos son propios de los varones, y los sueldos que reciben suelen ser inferiores. Esta información ha sido constatada por varios estudios llevados a cabo por la Organización Mundial del Trabajo.

También es necesario analizar y reflexionar sobre la homofobia, que representa unas de las formas de discriminación más comunes. Tanto hombres como mujeres homosexuales son asesinados en todas partes, pero en la mayoría de casos los crímenes son tratados como pasionales, cuando claramente están motivados por el odio y la intolerancia. La legalización del matrimonio homosexual, por ejemplo, es vista como inadmisible para muchos gobiernos y autoridades, evidenciando que no están preparados para lidiar con su reconocimiento social, cultural y jurídico.

No cabe duda que la discriminación seguirá formando parte del mundo por muchos años, pero puede ser combatida desde la casa y en los centros educativos, buscando impartir una visión inclusiva y equitativa de la sociedad a las nuevas generaciones. Asimismo, es esencial establecer leyes que protegen a las minorías, solo de este modo se podrá tener acceso a un desarrollo sostenible, y todos podremos coexistir en paz y tranquilidad.