No te le escondas a Dios

El Señor está esperando que lo busques, porque él sabe dónde estás y qué haces. ¿Cuántas ‘semanas santas’, has querido ponerte a cuentas con Dios y lo vienes aplazando y aplazando?
Te quiero decir que sin Dios, no llegas muy lejos, aunque creas haberlo alcanzado todo.

Es necesario pensar, evaluar, examinar, ¿qué estoy haciendo con mi vida? Debes saber que de este mundo no nos llevaremos nada. Ni siquiera el cuerpo, porque se queda en la tierra; no te llevas ni los familiares, ni la ropa, joyas, propiedades, títulos universitarios, nada de eso es nuestro, porque lo tenemos prestado.

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Dios quiere que no te le escondas. Dale la cara de una buena vez y no le quedes debiendo nada.
Y no se trata sólo de reservar jueves o viernes santos de cada año, o los domingos para ir a la iglesia y creer que con eso ya cumplimos.
Algunos tienen a Dios metido en una caja de domingo y lo sacan ese único día para darle gracias o ni siquiera para eso, porque lo del domingo se volvió una mera costumbre, que es vacía, sin amor por aquel que nos creó y dio la vida de su hijo por nosotros.

A precio de sangre
Esa, a propósito, fue una muerte demasiado cruel, a precio de sangre, pero necesaria para redimirnos del pecado y que no estuviéramos en las manos de Satanás.
De pronto habrán visto la película, La Pasión de Cristo, de Mel Gibson, muy censurada por violenta, cruda, descarnada y horrorosamente sanguinaria; pero dicen los exégetas y hermeneutas, expertos en la palabra, que el filme no muestra ni siquiera la décima parte de la carnicería que hicieron con el Hijo del Hombre.
El punto central es que no valoramos ese gran sacrificio que partió en dos la historia de la humanidad. Antes y después de Cristo. Por eso vemos citas históricas con las iniciales a. C y d. C, lo cual no es un asunto insignificante. Ese asesinato en una cruz de madera, marcó el derrotero del mundo y trajo la Gracia de Dios, como amnistía gratuita para perdonarnos de todo. Bueno, a los que le reciban.

Fuertes advertencias
Dios ha hablado de muchas maneras. Con las palabras de la biblia; con acciones, como la misma crucifixión, terremotos, plagas, azotes a lo largo de los tiempos, para que la gente despierte, se arrepienta del pecado y busque sus caminos. Recordemos la peste negra o muerte negra, la pandemia más devastadora de la historia de la humanidad, que afectó a Eurasia en el siglo XIV, entre 1347 y 1353.
La pandemia de gripe de 1918 a 1920, también conocida como gripe española causada por brote del virus H1N1, que mató 50 millones de personas. Así por el estilo, hemos tenido muchas de ellas. Pero parece que esto no nos pone en alerta.
«Arrepiéntete que el fin se acerca y el tiempo se agota», así lo indican las escrituras.
La segunda venida de Jesús, puede ser pronto, porque las señales se están cumpliendo, pero las personas lo toman en muy poco.
Mucha gente ha sido necia y no ha vuelto su rostro al Señor. Solo algunos se han apartado del mal y se han enderezado.
«Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres, en todo lugar, que se arrepientan».
Hechos 17:30.

La pandemia del coronavirus, o del Covid 19, no fue un hecho fortuito. Esa fue otra severa advertencia, como tantas, que vendrían cosas más duras si no cambiamos nuestros caminos. Hasta las iglesias fueron cerradas. Y reitero, no entendimos. Una vez que la pandemia suavizó, volvimos a lo mismo de siempre; incluso se veía la gente desesperada por ir a bailar, beber y hacer de todo, como antes, sin meditar sobre el fuerte aviso.
La situación de emergencia sanitaria fue tan notoria, que todo el mundo, literalmente tuvo que encerrarse en sus casas para ver si la reflexión nos ayudaba a comprender la dimensión de la ira de Dios y de verdad que muy pocos lo entendieron.

Un aviso ignorado
Ya sabemos lo que pasó con el diluvio universal, de la cual medio una advertencia a través de Noé de lo que se venía y no le creyeron. El hombre fue ignorado y hasta lo llamaron viejo loco.
Por aquellos días, al igual que ahora: Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos. Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos. Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste. Lucas 17:27-30.
Ojo, el nuevo anuncio del Señor es una sequía con hambruna y no habrá dinero que alcance para comprar los alimentos. Eso se está viviendo con la fuerte alza de los producto. Ya empezó sucediendo en Europa y en África. Hay tarifas tan altas de los comestibles y la energía, que en el caso de España, deben escoger entre pagar el servicio público o comer.
Estamos a tiempo de reaccionar.

¿Y entonces, qué es lo que Dios quiere conmigo?
«Vuelve ahora en amistad con él, y tendrás paz; y por ello te vendrá bien». Job 22:21.
Eso es lo que quiere Dios, que de todo corazón, él sea la prioridad en tu vida, que dejes de hacer lo malo, que hables con él todos los días, te dejes guiar y aceptes a su Hijo Jesucristo como tu Señor y Salvador. Así de sencillo.

A todos los lectores de www. fullcali. com que tengan una bendecida semana, llena de paz. Amén.