En la Catedral de San Pedro, en Cali, entre el fervor de los ramos y la tradición, se levantó la voz del párroco Winston Mosquera, quien de manera vehemente hizo un llamado a todos los habitantes de esta ciudad y de Colombia hacia el perdón y la reconciliación.
Y lo hizo en este orden, pues sin el perdón no se puede aspirar a la reconciliación. Esta última sin el primero sería una pantomima más en un país lleno de profundas heridas causadas en el marco de un conflicto que aún no termina así se haya firmado un Acuerdo de Paz con las Farc.
El llamado me causó especial impacto porque, además de la profundidad y urgencia del mensaje, éste proviene de un sacerdote que ha sufrido el impacto de la violencia, lo mismo que su familia.
El padre Winston es natural de Andagoya, en el medio San Juan, una de las zonas más golpeadas por la violencia en el Chocó, donde reside su familia. Por eso al final de la misa lo abordé, nos saludamos y le pregunté, “¿cómo está su familia en Andagoya?”, … Me respondió “…bien, en tensión como casi siempre, pero bien…”.
Al padre Winston lo conocí años atrás cuando realizaba un informe sobre la minería ilegal y la violencia en el sur del Valle y el norte del Cauca, En aquel entonces era el sacerdote de la Iglesia de Robles, corregimiento de Jamundí, en la vía que conduce a Timba-Valle y a Timba-Cauca. En aquel entonces, entre sus denuncias incluyó el malestar que producía un basurero a cielo abierto en la zona y la falta de oportunidades para los habitantes del área.
Luego llegó a ser sacerdote de El Pondaje, en el Distrito de Aguablanca hasta llegar a convertirse en el primer sacerdote afro en ser designado Párroco de la Catedral de San Pedro, el máximo templo de la Arquidiócesis de Cali.
Su llamado al perdón y a la reconciliación, va en concordancia con el mensaje que dio el Papa Francisco desde los exteriores de El Vaticano, quien abogó por la paz en el planeta y reiteró su llamado a que cese la guerra Rusia-Ucrania, en la que han muerto decenas de personas y miles están refugiados en diversas latitudes.
Volvamos a lo más cercano, aunque en este planeta globalizado nada es lejano, recordemos que en Colombia el conflicto ha causado ríos de víctimas, muchas de ellas bajo la impunidad y sus familiares ni siquiera han podido darles sepultura, pues figuran como “desaparecidos”.
Sin duda que invitarnos al perdón y a la reconciliación sigue teniendo validez y necesidad en calidad de urgencia. @falavi2005