Una de las figuras más representativas e influyentes de la música latina es el gran tresero y compositor, pilar fundamental en el desarrollo de la música cubana, y cuya obra musical se desarrolló durante casi cuatro décadas. Se trata de Arsenio Rodríguez, conocido como «El Ciego Maravilloso». Ignacio Arsenio Travieso Rodríguez Scull, nació en el barrio Güira de Macurijes, perteneciente al municipio de Bolondron, en la provincia de Matanzas, Cuba, el 30 de agosto de 1911 y murió en El Queen Los Ángeles Hospital, de Los Ángeles, California, el 31 de diciembre de 1970.
Es descendiente de africanos, pues su abuelo fue un esclavo proveniente del Congo. Hacía parte de una humilde familia campesina, y aprendió desde niño los pormenores de la música cubano-africana, como la rumba y la santería. De igual manera heredó de sus mayores la cultura y la religión provenientes del continente negro.
En 1918, con tan solo siete años, Arsenio sufrió un infortunado accidente cuando un caballo le pateo en el rostro, lo que le provocó un daño en los ojos, quedando prácticamente invidente. Es posible que este episodio desafortunado le permitiera desarrollar su oído de manera notable, y además estrechó el vínculo con su hermano Quique, quien convirtió en sus ojos sirviéndole de guía o lazarillo.
En 1929, Arsenio fue presentado a Víctor Feliciano, un carpintero que hacía instrumentos, quien le enseñó a tocar conga, bajo y guitarra, le enseñó también a tocar el «tres».
Su carrera musical se desarrolló inicialmente en La Habana, y luego en Nueva York, Chicago y Los Ángeles. En 1936 ingresó al septeto Boston, dirigido por su primo Jacinto Scull, y en 1938, se unió al septeto Bellamar, el cual dio origen al Conjunto de Arsenio Rodríguez. Por esa época grabó con la orquesta Casino de la Playa, tocó con la banda de Tommy Dorsey, con Buddy Rich y trabajó también con Wooddy Herman.
La principal innovación de Arsenio en la música cubana fue la inclusión al son de varias trompetas, piano y tumbadora, así como el destacar el cantante como solista dentro de la agrupación musical, incorporando el sonido afrocubano en el ritmo del son. Con esta modificación implementó un nuevo estilo musical, conocido desde entonces como son montuno, en el que el ritmo, la melodía y la armonía tenían la misma relevancia. Además, el desarrollo de la radio por aquella época permitió que la música de Arsenio alcanzara el reconocimiento y llegara hasta las clases sociales menos favorecidas, lo que le permitió quedarse en el corazón del pueblo cubano y latinoamericano.
Otro gran aporte del «Ciego Maravilloso» a la música afrocubana, afroantillana o a la música latina fue su inmersión en el mundo del léxico Africano, con sus términos de la ceremonias santeras y religiosas, los cuales mezclaba con el español en muchas de sus creaciones musicales.
Las grabaciones de Arsenio se iniciaron prácticamente a la par con los cambios realizados a su conjunto, con los temas «Bruca Manigua», «Ven acá, Tomás», y «Funfuñando», interpretados por Miguelito Valdés con la Orquesta «Casino de la Playa», en 1937.
Algunos de los discos del ciego maravilloso publicados en formato de LP son: Como Se Goza En El Barrio, de 1953; Arsenio Rodríguez, Sabroso y Caliente, de 1957; Primitivo, en 1960; Cumbanchando con Arsenio (Fiesta en Harlem), en 1960; La Pachanga, en 1963; y Arsenio Rodríguez y su conjunto. Vol. 1, en 1966. Véase la Discografía detallada que está contenida en este homenaje, pues su obra es muy extensa.
«El Ciego Maravilloso» escribió alrededor de 200 canciones, en las que se incluyen muchos de los ritmos que conforman la Máxima expresión del barrio latino: afro, bolero, guaracha, rumba, conga, son montuno, son, guajira son, pregón, lamento, guaguancó y bolero son. Algunos de sus afamados números son: «Bruca Manigua», «Buenavista en Guaguancó», «Dame Un Cachito Pa’Huele», «Dundunbanza», «El Reloj de Pastora», «El Rincón Caliente», «Fuego en el 23», «Hachero pa’un palo», «La gente del Bronx», «La vida es un sueño», «Las tres Marías», «Los Sitios Hacere», «Mami Me Gustó», «Me bote de guaño», «No me llores más», «Papa Upa», «Semilla de Caña Brava» y «Tribilin Cantore».
El genio y la trayectoria musical de Arsenio Rodríguez y su Conjunto le permitieron contar en sus filas con talentosos músicos y cantantes de la talla de Luis «Lili» Martínez Griñan, Lino Frías, René Hernández, Alfredo Valdés Jr, Rubén González, Miguelito Valdés, Miguelito Cuni, René Scull, Pedro Luis Sarracent, Julián Llanos, Monguito, Santiago Cerón, Miguel Barcasnegras Meñique, Feliz Chapottin, Alfredo Armenteros, Francisco Ángel Bastar «Kako» y Víctor Paz.
Los cubanos exiliados en los Estados Unidos, en especial los de Miami, no apoyaban la música de Arsenio, puesto que muchos la consideraban un apoyo a la revolución. Pero esta postura es extrema y confunde el tema político con el cultural. El tresero cubano no tenía inclinaciones políticas, hasta el punto de asegurar que su política era la música.
A este problema de comprensión se suma otro de falta de reconocimiento empresarial. Muchos de los músicos y cantantes de la naciente corriente salsera en la Gran Manzana se apoyaron en la obra musical de Arsenio para lograr sus objetivos artísticos y musicales. De cierta manera muchos usufructuaron el legado de Arsenio para hacer sus fortunas, mientras que el verdadero gestor de esa gran riqueza musical era prácticamente puesto en el ostracismo por parte de los empresarios musicales, las casas disqueras, los medios radiales y por propios y extraños.
Por tanto, para reivindicar su memoria y hacerle el reconocimiento que se merece y que se le ha negado por la incomprensión y hasta por cierta arrogancia de quienes se han beneficiado con su influjo sin reconocerlo, en estas páginas queremos realizar un homenaje a quien aún hoy, después de cinco décadas de su desaparición, sigue siendo pilar fundamental y referente de la música latina de todos los tiempos.
Al gran Arsenio Rodríguez, El Ciego Maravilloso, gracias por su excelente legado musical