Ma De Los Angeles Ramirez

En lo personal, interpreto que la eutanasia no es nada más ni nada menos que la inducción de la muerte de un paciente, esto es, programada y controlada por un profesional de la medicina.
El vocablo eutanasia proviene del griego EU, que significa “bueno”, y THANATOS, que significa “muerte”, lo que se traduce como «BUENA MUERTE».

Ahora bien; ¿es posible, o suena correcto, que inyectar a un paciente una sustancia en su cuerpo, por decisión de uno de sus familiares más cercano, aquello sea una manera ética y correcta de morir? Más bien creo que todo aquello afecta la dignidad humana.

Si buscamos en internet o en cualquier página informativa, el significado de eutanasia, en todas nos va a aparecer que es una muerte suave y tranquila, la cual no conlleva convulsiones en el paciente, así como se dice que es mucho menos dolorosa que una muerte natural.

Anuncio

¿Se han puesto a pensar qué pasaría si el Tiopental sódico (Sustancia ácido química que contiene el producto que se utiliza para dichos efectos), funcionara de manera negativa en el cuerpo, y en vez de matar al paciente, lo deje en estado vegetativo o peor aún, quede ciego, sordo, con parálisis facial o discapacidad mental…?

Si investigamos cuales son las consecuencias del mal uso o de alguna reacción negativa o alérgica a este acido, las consecuencias son muy graves, ya que pueden incrementar otras enfermedades, tales como cardiovasculares, anemia grave, disfunción hepática, problemas al sistema nervioso, etc.

En lo personal no estoy para nada de acuerdo con la eutanasia, ya que no es un procedimiento terapéutico, y/o de salud, y mucho menos es un procedimiento que en todas sus manifestaciones preserve la vida y la dignidad humana.
Creo que no debemos confundir los conceptos, pues la eutanasia no es una forma digna de morir, mucho menos es un procedimiento ético, más bien yo lo veo hasta cierto punto como un acto repulsivo.

La lucha por la legalización de la eutanasia ha tenido muchos resultados negativos; y a pesar de aquello, ya ha sido legalizada en países; tales como los Países Bajos, además de Bélgica, Luxemburgo, España, Canadá, Colombia y Nueva Zelanda.
Está en nuestras manos cambiar esta situación para que la eutanasia no se legalice en ningún otro país. Debemos dejar de normalizarlo y legalizarlo, porque aún y a pesar de ser parte de una agenda globalista convertida en “TENDENCIA”, la eutanasia es un suicidio inducido, autorizado y supervisado.

Apoyar la eutanasia significa ir en contra de todos los valores éticos, así como atenta contra la dignidad y los derechos humanos.
Nosotros no somos Dios, para decir quién puede vivir y quién no.

La vida es un derecho como para querer terminar con ella arbitrariamente.
Peor aún, que los médicos, como sujetos que en primerísima persona son los llamados a preservar la vida de sus pacientes, se conviertan en la vía conductora para terminar con ella.