Ante una eventual victoria del Pacto Histórico en las elecciones que significarían el sueño pensado de varias generaciones de colombianos quisiera anticipar la evolución de las encuestas de su gestión en sus primeros meses.
A la euforia desbordante que significarán discursos, celebraciones, dinamización del mercado callejero con todo tipo de camisetas, gorras, pañoletas, pegatinas y el motivo para brindar con cerveza y aguardiente con caravanas-chivas alegres por las ciudades repitiendo… ¿SI SE PUEDE! ¡SI SE PUEDE!¡, EL PUEBLO UNIDO JAMÁS SERÁ VENCIDO! y todo el arsenal de consignas que durante décadas quedaron guardadas; vendrá la realidad.
Así es la vida.
Y la inflación está ahí como en todas partes de este mundo.
Y los efectos no tan colaterales de la guerra rusa en Ucrania se sentirán.
El costo de la vida seguirá subiendo y el salario real disminuyendo.
Nada de esto que es “nuevo” reforzará una realidad de desempleo, falta de una justicia expedita y justa, un sistema de salud excluyente, un agro mono productor y una no tan oculta creciente narco economía de nuevo tipo.
Y Harry Potter, Wendy o Aladino con su lámpara no estarán para resolver las cosas, será el gobierno electo. Así es la vida.
Entonces, cuando la vida recupere el sentido de lo cotidiano comenzará el reloj político a correr sin contar que ya tenemos una lista de pretextos tradicionales como el viejo cuento de que “lo dejaron amarrado”, “es que la culpa lo tiene el gobierno anterior”, …
Y comenzará a suceder lo que está pasando en Chile que en tan solo 6 semanas ya el presidente Boric, la gran esperanza chilena, ha tenido que enfrentar una desaprobación de más del 50% de su gestión mientras que Bachelet demorara 37 semanas en su segundo mandato y Piñera 33 para llegar a esa cifra en rojo.
Porque una cosa es la revolución del verbo, de las campañas, de ser oposición y otra, la de la gestión y el ejercicio del poder. Un poder ganado a fuerza de deseos, propuestas mirada de país que no tendrá un escenario político de consenso o apoyo de los derrotados. El viejo poder que se estrenará como oposición, hará todo lo que sea para hacerle la vida difícil a los nuevos rectores de la política nacional. Y eso es la lógica del ejercicio de la política en la historia. Otra cosa es mentira, es falso.
Y cuando las poleas del poder vayan día a día perdiendo la ilusión de la luna de miel política y los problemas sigan aquí, las encuestas y los estados de opinión primero silenciosamente y luego no tanto, empezaran a verse.
¿Cuánto tiempo se mantendrá la esperanza?
Las encuestas – me refiero a las encuestas serias y éticas-, van a medir la gestión del gobierno y contrastarán expectativas y realidades. Esperemos. En Chile los votantes que hace un mes votaron por Boric el 10% lo están desaprobando y en general, tiene ya un 50 % de cuestionamiento a su gestión y su gabinete. Una nota, el estilo del mandatario chileno es de diálogo y consenso. Aquí en Colombia, esperaremos, por entre el amor a los caudillos y la utopía. Colombia será más tolerante pues políticamente es menos crítica y mucho más emocional. Se negará a juzgar la gestión y buscará culpables en otros. Escucharemos de saboteo y bloqueo.
En todo caso, los cambios no serán “ya”, si es que los hay; y siempre, pasarán cuenta de cobro al gobierno, como ha sucedido en todas partes en condiciones tan difíciles para todos en el mundo de hoy.
Será entonces, cuando juzgaremos con los mismos problemas de antes, la capacidad política real de los políticos.