La pérdida y el perdón
Aceptar la pérdida de un ser querido, de un padre, perdonar, perdonarte y ser perdonado.

Cuando percibes a diario el deterioro de un padre y te haces consciente del desenlace que se aproxima, consternada por no poder hacer nada contra lo inevitable, sin saber con certeza cuándo, dónde o por qué, te cuestionas, si la única opción es resignarse callar y aceptar sin más, o perdonar y darle la única medicina capaz de sanarlo todo: El Amor y El Perdón.

La única y firme realidad es, que sus pulmones ya no pueden soportar la obligación de respirar. El oxígeno no invade adecuadamente y las células se niegan a habitar. Las máquinas han perdido ya su potestad.

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28 de enero de 2020
Desenlace Inminente
Un sonido inesperado me alertó, el móvil se estremeció como si percibiese el contexto que en él se escondía. Bella, por más que intentaba mantener firme y entera su voz, se percibía en su garganta un temblor profundo, sus intentos por parecer tranquila se volatilizaban. Presagie que algo no iba bien.

Finalmente dijo:
Irene, los médicos han tomado la decisión de conceder una semana de intervalo a papá para que pueda despedirse de nosotros. Lo traen a casa en breve se niega a seguir en el hospital, quiere morir en casa junto a los suyos. Papá está escuchando y se siente tranquilo y feliz de volver a casa.

«Mierda de vida», grité en mis adentros. Mi cuerpo se estremeció. Con mi mano arranqué la cortina que se lío en mis pies descalzos hasta impactar ambos contra el suelo. Un frío inusual me recorrió la espina dorsal. Sostuve la pena. Intenté contener la rabia. El dolor me subyugó sin piedad.

Mañana estaré allí, dale un beso a papá; no fui capaz de decir nada más.

A la mañana siguiente, sin apenas haber dormido; volviendo la vista atrás y rememorando todo lo que no había hablado con mi padre, todo lo que no nos dijimos. «¿Sería posible ponernos al día antes de que partiera? Si cabe la más mínima posibilidad, lo haré sin dudar».
​Continuará…