Gardeazabal

Por: GUSTAVO ÁLVAREZ GARDEAZÁBAL

El debate de los candidatos presidenciales sobre el Pacífico se dio el pasado domingo en el Hotel Intercontinental de Cali con asistencia de 5 personas por cada una de las 22 organizaciones periodísticas y cívicas que lo organizaron.

Aunque no prohibieron los aplausos, como se hace en eventos similares en otras latitudes, y se hizo notoria cierta simpatía por barras, el hecho fundamental del mismo, resultó siendo la ausencia de Petro y de Rodolfo.

Anuncio

Como tal los candidatos asistentes ni mencionaron a los ausentes ni permitieron un debate pese a las propuestas imposibles o al menos alejadas de la realidad nacional que todos y cada uno recitaron en su turno. El más concreto, otra vez, fue Luis Pérez aunque llegó en andas de la mala prensa que le hicieron por las declaraciones de Otoniel ante la JEP. Su vibrante propuesta de una autopista de cabotaje con puertos pequeños desde Juradó hasta Tumaco nadie se la discutió y por supuesto ninguno le contradijo su idea de educar por internet para corregir la grieta social que se está aumentando.

Pero tampoco nadie le dijo a Enrique Gómez que su concepto sobre la Universidad Pública es una equivocación garrafal aunque a todos les quedó la imagen de que tiene más porte de presidente que votos. Obviamente como en el salón no estaba Petro para asustarlos, y entonces darle garrote como a los fantasmas, y tampoco estaba Rodolfo para vomitarles que todos son ropa usada y gastada y faltos de ideas, el debate transcurrió sin debate, las propuestas quedaron al garete y la valoración por parte de los televidentes se inclinó más hacia la imagen personal que cada candidato dejaba y, quizás, hacía solamente la impreparación de que hicieron gala en muchas de las curvas del camino.

No creo entonces que con el manejo de las elecciones por parte de la muy desconfiable Registraduría, (a la que ninguno fue capaz de condenar por su mal comportamiento el 13 de marzo), pero sobre todo con una campaña en donde no hay discusión sobre las propuestas al futuro sino sobre las actitudes del pasado, los otros debates que vengan después sirvan para clarificar las cualidades o defectos de quienes aspiran a que los colombianos elijamos como presidente por cuatro años.

Faltan 30 días para las elecciones y salvo que a los dueños del país se les ocurra algo innovador, vamos a quedar a merced de que Petro y Rodolfo decidan o no asistir a debatir con sus congéneres o hagan definitivamente mutis por el foro y entonces los elementos orientadores serán solamente las encuestas, siempre tan manipulables.