La semana pasada pude leer una noticia desgarradora. Esto no es nada nuevo, por supuesto. La noticia refería la violación que sufrió una infante de tres meses de edad por parte de su padrastro, un joven de 17 años. Ello habría ocurrido en el municipio de Galapa, Colombia, según refirió a través de IG: @VOLCANICAS, un perfil dedicado al periodismo feminista latinoamericano. Lamentablemente este tipo de noticias abundan en los medios de comunicación de América Latina. A pesar de la tragedia que refieren ya no son una novedad.

Pero en este caso me llamó la atención la edad de la niña que habría sido vejada y en consecuencia había perdido la vida: tres meses de edad. Un desconcierto total, sin duda alguna. Esa noticia me hizo recordar un libro que leí hace un par de años. Se titula “Los Divinos” (Alfaguara, 2017) de la escritora colombiana Laura Restrepo. Una autora nacida en Bogotá (1950) que recurrió a la ficción para referir un caso similar.

En esta novela, la autora abordó el secuestro, la violación y el asesinato de una niña de siete años de edad a manos de un joven pudiente, que perteneció a la alta sociedad bogotana. Aunque se trata de una novela que abordó hechos reales, “Los Divinos” no es una novela periodística sino una reconstrucción ficticia de los perfiles detrás del grupo de amigos, que se hacía llamar los Tutti-Frutti, o como los menciona en su novela Laura Restrepo: “Los Divinos”. A este colectivo, perteneció el hombre que llevó a cabo el crimen de la pequeña.

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Sin caer en un recuento escatológico de hechos, la novela de Laura Restrepo traza las semblanzas ficticias de esos jóvenes para dibujar un gran friso, un gran escenario, que ayude al lector a comprender de qué pudo estar hecho alguien que atenta contra la vida de un ser indefenso. Para esto, Restrepo se apropia de la primera persona y cada capítulo lleva el nombre del narrador: Muñeca, El Duque, Tarabeo, El Píldora, Hobbit. A través de la mirada de cada uno, el lector va conociendo el entorno de lujos y privilegios en el que crecieron y lejos de protegerlos o de crear un escudo frente a ellos, el estupor del lector siempre va a más.

La identidad de la pequeña es protegida con el nombre de Niña-niña. Una de las bondades de esta novela es que sí protege la integridad de este ser humano, cuya tragedia es una reflexión permanente en la novela pero no a través de lo argumentación sino de la sensibilización con las imágenes que crean las palabras. Esta novela, “Los Divinos”, busca mostrar si acaso eso es posible la raíz de la monstruosidad, esa delgada línea que cruzaron esos chicos “bien” e inscribieron sus nombres en una de las historias de feminicidio más tristes no solo de Colombia, sino del mundo entero.

Ciertamente no podríamos hablar de una novela-denuncia, pero sí de un cuidadoso relato de ficción que nos lleva a cuestionarnos, a preguntarnos, cómo nuestras sociedades han permitido este tipo de acciones funestas que no estamos cerca de parar. Que una escritora del talento de Laura Restrepo dé luz sobre este tipo de hechos es, de alguna forma, ir más allá de la conciencia. Es tejer la amistad, la solidaridad, la sororidad, con todas las mujeres que han sufrido algún tipo de violencia.