La Cumbre de las Américas (junio 6-10), muestra la confusa política exterior de Joe Biden para América Latina. Por un lado, ha dicho que desea excluir países y por otro la propia agenda de la reunión es gris.

El actual gobierno norteamericano al parecer hará lo que ni hizo Trump volver a cerrar puertas a diferentes gobiernos en esta Cumbre luego que Obama rompiera el deshielo al encontrarse con el General cubano Raúl Castro en Panamá. Y es contradictorio ya que a la vez que hay distensión medidas de bloqueo con Cuba y Venezuela a nivel de pasillo dice que no habrá invitaciones para ellos y Nicaragua. El Departamento de Estado norteamericano olvida que no son tiempos de confrontaciones, ya bastante hay con la crisis de Ucrania y que la coyuntura política en América Latina vuelve a inclinarse a la izquierda.

Las elecciones de Chile, Perú y Honduras; el regreso del MAS en Bolivia y de la vertiente más a la izquierda del peronismo en Argentina, junto a las potenciales victorias de similares vertientes en Colombia y Brasil, confirman otro período de gobiernos de izquierda. No entiende la realidad política de México con MORENA y López Obrador en el poder. La diplomacia norteamericana se mantiene sordos y ciega frente a esta realidad. Y más que hacer alianzas se está aislando en el hemisferio y es previsible que declinen asistir varios de países ante esta nueva posible era de portazos que recuerdan la Guerra Fría.

Anuncio

La única explicación de tanta torpeza son cálculos electorales internos pensando en el voto latino norteamericano para elecciones de senado (noviembre) en lo que resta de año y a futuro ante una eventual reelección (2024). No olvidemos que el Lobby cubanoamericano es poderoso y que desde los años 90 el Estado de la Florida ha elegido presidente en los EE. UU.

La Cumbre promete ser espinosa en cualquier caso ya que en la mesa entre temas necesarios de tratar están inmigración, comercio, inversiones, narcotráfico, finanzas, fuentes de energía, y el ruido que está trayendo Lula recargado con una posible unificación monetaria para Latinoamérica y el Caribe. Para postre político está un tema ineludible cómo contrarrestar la creciente influencia económica de China y Rusia.

Es incuestionable que desde hace décadas la presencia de EE.UU. en el hemisferio occidental se ha debilitado en apreciable medida, razón por que diversos analistas insisten en la necesidad de recuperar el terreno perdido. Con costosas torpezas, como la que al parecer se propone la administración Biden, seguirán disminuyendo las posibilidades para una efectiva recuperación de dichas relaciones y se echan por la borda los pasos positivos que iniciara el presidente Obama y truncaran brutalmente Trump y su equipo.