Ni una cosa, ni la otra. Petro es Petro. El no es Chávez porque no llega al poder desde las FFAA y su apoyo; todo lo contrario, hoy la alta oficialidad o al menos gran parte de esa casta que controla los altos mando tiene serias dudas sobre el candidato, en un país de larga tradición derechista y formada en los principios del “enemigo interno” por décadas. Duro reto tiene de establecer puentes como comandante en jefe y de cohabitar con las líneas internacionales de la seguridad nacional de Colombia como aliado estratégico de la OTAN y el tener que tomar decisiones a corto plazo ante los grupos narco militares.
Petro es Petro. El no es Pepe Mujica. La sabiduría del diálogo, de lograr consensos desde la diferencia y renunciar a todo autoritarismo es único de Mujica. Petro tendrá que demostrar que más allá de la campaña, de la puesta en escena que es toda campaña, ha superado esa tozudez y personalismo que ha sido para muchos su mayor enemigo. Mucho tendrá que ceder para una gobernabilidad con excesos de promesas por cumplir.
Petro es Petro. Él no es Michell Bachelet. La expresidenta chilena disfrutó una madurez y templanza asombrosa para construir puentes entre las diversas fuerzas políticas y el poderoso lobby empresarial neoliberal chileno. Creo que Petro ha logrado mucho en estos años al hacerse escuchar del FMI, la UE y algunos sectores inversores extranjeros y empresarios colombianos, pero hay sectores muy cerrados como la banca y los terratenientes.
Petro es Petro. Un político que ha madurado y desde un radicalismo cuasi ortodoxo hasta ser un progresista, para mí un liberal de izquierda. Al parecer ahora es más pragmático obsesionado en ser presidente pese a dos derrotas. En estos tiempos de comparaciones y parecidos se me asemeja más a un Pedro Sánchez tras su NO es NO que lo llevó a presidencia de España contra todo pronóstico. Falta ver si está dispuesto a ser tan hábil en alianzas y compromisos con sus opositores y su coalición de gobierno.
Petro es Petro con sus demonios personales y rodeado de otros demonios con agendas muy personales, antagonistas ayer, que ahora son aliados. Tiene un complejo escenario “familiar” dentro del PACTO HISTÓRICO donde estarán los principales focos de conflicto. La izquierda es el principal enemigo de la izquierda. Esa es la historia. Demasiados intereses sectoriales, miradas, protagonismos. Solo miremos ¿cuántos que estaban en sus campañas pasadas siguen con él?, ¿cuántos que lo acompañaron en el gobierno de Bogotá hoy están frente a él en otras campañas?
Petro es Petro. No es López Obrador, aunque le guste reducir a las respuestas a “su” respuesta como el mexicano. No es tampoco un Pablo Iglesias con su radicalismo o un Lula, con sombras del Lava Jato, mucho menos es Pedro Castillo. Petro es Petro y ha mostrado un valor inaudito al denunciar dentro de la época oscura del uribismo, el paramilitarismo, la corrupción y hacer una oposición sin bancada. Sin duda, tiene deseos enormes de ser presidente y ese es su derecho; en todo caso, nunca como antes su victoria ha estado más cerca. PETRO es PETRO.