Y sí, el cambio fue en primera de la manera que no se esperaba. Petro no ganó en primera. Fico no pasó a segunda. Hernández y da el “palo”. Gana el voto de opinión. Se hacen trizas las maquinarias de la derecha y de la izquierda. Las encuestas mal paradas. Los debates de televisión no ponen presidente. Aparece el peor escenario para Petro.

Si, el cambio fue en primera. Rodolfo Hernández se ubicó junto a Petro para la segunda vuelta. No fue Fico. El ingeniero-candidato, el “pintoresco”, polémico septuagenario de la política colombiana sin maquinaria que desprecio los debates y rompió las encuestas.
Fue un voto de opinión que dominó el gran centro y oriente del país, esa periferia no urbana del país.

Fue el país profundo, agrario, olvidado el que le otorgó el voto a Rodolfo que, con un lenguaje directo, popular, común, que para algunos es “chabacano”, “grosero”, “inculto”. Su campaña en un tema: la corrupción. Todo desde la lucha a la corrupción. Todo muy simple, directo y de fácil comprensión a los millones de votantes.

Anuncio

Rodolfo Hernández salió de firmas y no de partidos o maquinarias políticas de izquierda o derecha. Fue lo que en política se conoce un outsider o fuera de juego, fuera del esquema de la política tradicional, aunque ahora la otra campaña se levanta a decir que es el Plan B del Uribismo, que es el continuismo, machista, corrupto y todo tipo de descalificación. Rodolfo Hernández ahí está.

En muchas partes apenas tuvo presencia y estructura política como las otras campañas que gastaron superando todos los limites publicitarios. Su mensaje llegó de forma efectiva y eso es lo importante. Sus gastos de campaña fueron fundamentalmente en medios digitales y “el abuelito chévere” captó la atención desde las redes sociales con mensajes muy directos, sin complicaciones de grandes superproducciones.

Se dice que ha sido en gran parte por un esfuerzo familiar, particularmente de su esposa y el apoyo de jóvenes con experiencia en campaña política en Norteamérica. Rodolfo Hernández se ha dado el lujo de tomar distancia en lo que muchos consideraron un suicidio, rehuir los grandes medios, los debates electorales y hacer su campaña desde su casa, desde el campo con You tube, Facebook lives y redes sociales. Eso le dio independencia, y libertad de tiempo para hablar con sus votantes. ¿entienden?

Lo que estamos viendo ya ha ocurrido en otros países como EEUU con Trump y Brasil con Bolsonaro. Empresarios que se lanzan a la política con su sello personal de hacer las cosas, fuera de los rituales de la comunicación política tradicional. Y si la gente no cree en los medios de comunicación tradicionales, en la clase política tradicional, y todos los otros candidatos de peso en esta campaña son eso, políticos tradicionales porque solo por el tiempo lo son; Rodolfo fue el Netflix de la política colombiana con programación diferente. Usted lo toma o lo deja. Parece ser que lo aceptaron.

Calificar de ignorantes a millones por no cumplirse sus expectativas, es ser elitista y descalificar la libertad de voto de las mujeres, los hombres y jóvenes del país que optaron por Rodolfo es irrespetuoso. Estigmatizar otras opciones políticas como uribistas, cuando esa misma campaña no ha dudado de sumar a grandes uribistas como Roy Barrera y Armando Benedetti es burdo. Criticar las nuevas formas las nuevas «estéticas políticas» es perreta. Ver la corrupción en todos teniendo muy cerca el rancho ardiendo con varios casos de Piedad Córdoba en el escenario sin tomar decisiones políticamente correctas es sorprendente.

Si, el cambio fue en primera, y el giro no es hacia la izquierda o la derecha, es aquí en Colombia, es un STOP, un alto a pensar en el país sin tantas fórmulas y narrativas. Es regresar al hacer las cosas simples, desde el campo, justo a donde corrieron los chárter de todos los medios ayer dejando los millonarios en solitario y sin atención de medios.

Ayer el ganador perdió. Y muestra de ello fue la demora en salir a decir gane, porque no lo hizo. No sabía que decir y cuando lo hizo centró su atención en denigrar al contendiente, es un signo de debilidad.

Yo saque las cuentas y si todos los que ayer no votaron por Petro lo hacen por Rodolfo aparezca un millón o tal vez más no gana Petro. Como dice Fajardo “cuentas y cuentos” para hacer.