Por: GUSTAVO ÁLVAREZ GARDEAZÁBAL
El presidente de la república, Iván Duque Márquez, fue sancionado por un magistrado del Tribunal de Ibagué al ser hallado reacio a cumplir un mandato judicial sobre la obligación de conservación de los páramos del llamado Parque de los Nevados.
El Tribunal del Tolima tenía todo derecho a declarar en desacato al primer mandatario de la nación,pero lo que no podía era sancionarlo sino haber solicitado a la Comisión de Acusaciones que realizara el trámite sancionatorio o, en su defecto, haberle pedido aclaración pública a la Corte Suprema de Justicia sobre el camino a seguir para que en ambos casos el país entero se diera cuenta que presidente desacata los mandatos judiciales.
Ya había estado a punto del mismo procedimiento de desacato cuando no cedió, todos los recordamos, ante los mandatos judiciales por el decreto que nos mandó a los viejitos a prisión domiciliaria cuando la pandemia y dilató tanto y tan tercamente el fallo de los jueces sobre los que él llamaba “abuelitos” que prefirió levantar las restricciones de aislamiento por covid un día antes de que el denunciante Rudolff Hommes lograra que lo declararán en desacato.
Ahora no hubo manera de saltarse la ley pero como el magistrado cometió el error de sancionarlo le abrió la cancha de juegos para que el presidente Duque no se defendiera documento en mano, mostrándonos que sí había cumplido el mandato judicial, sino que regodeándose con el Derecho aprendido en la Sergio, salió a acusar al magistrado y al Tribunal del Tolima de haber prevaricado y de haberse saltado la Constitución consiguiendo de esa manera ocultar la gravedad y la verdad del desacato cometido.
Por supuesto, como el país está tan aterrado, casi en estado de pánico, con las amenazas de los dos candidatos presidenciales y de sus seguidores de llevarnos a la guerra el 19 de junio cualquiera sea el resultado electoral, poca importancia se la ha dado a esta garrafal equivocación del presidente Duque y todos le hacen coro a la ignorancia que evidenció el magistrado del Tribunal al abrogarse el derecho de sancionar al presidente existiendo preceptos constitucionales muy claros para conseguirlo.
De la misma manera, y como ya el señor Duque está de salida, el país no ha asumido la gravedad de las respuestas, quizás ofensivas, a la justicia que ha dado el primer mandatario para minimizar su desacato. Con la misma habilidad de siempre obtuvo que las cámaras y las redes se enfocarán contra el magistrado y él ha quedado incólume, una vez más, así haya entrado en evidente desacato presidencial a un Tribunal.