Partamos de entender en estos tiempos la relación entre lo público y lo privado son las esferas en que se divide la sociedad. Lo público abarca todo aquello que ocurre dentro de las actividades propias de la ciudadanía que se mueve fuera del hogar. Lo privado, en cambio, es el ámbito doméstico, espacio físico de la vivienda en donde están las relaciones familiares y las relaciones íntimas.
La repentina exposición pública de actos o información que para algunos es considerada privada; la creencia de que estos actos involucran un elemento de transgresión o violación de la ética política; la crítica a los medios; las reputaciones dañadas; los políticos cuestionados; la confianza en crisis en los electores lo que hace que los petrovideos sean del espacio o ámbito público, y no como quieren decir, que son información privada.
Informar de lo aparentemente privado es un derecho de los medios aun sin consentimiento del generador de la información, o incluso contra la voluntad, si los hechos, acciones o circunstancias aparentemente privadas, tienen una relación directa y evidente en el ámbito de lo público.
Pero…
El derecho a la información tiene sus límites y los derechos privados tienen también un límite cuando son los actores públicos en actividades con fines públicos. Si bien el interés público es un espacio de acción del periodismo, ello no implica validar el voyerismo, la curiosidad pública sin límite que es diferente a la investigación periodística.
En el caso que nos ocupa, el de los petrovideos, es evidente que los políticos restringen su espacio privado ya que en una campaña cada movimiento es de interés colectivo en el doble sentido del valor del qué y con qué fines actúan de una forma en la campaña; y cómo afecta su accionar en la vida pública. El que los medios deseen conocer lo más posible la actividad de una campaña, es éticamente justificable. Otra cosa es que se viole la ética bajo la lógica del todo vale para lanzar una noticia en donde entra el ¿cómo se obtuvieron los videos? ¿cómo llegaron?.
Lo cierto es que la privacidad para los políticos es simplemente como dice John B. Thompson, un lujo que queda en las manos como “la capacidad de controlar las revelaciones (la información) sobre uno mismo, y de controlar cómo y hasta qué punto ésta puede comunicarse a los demás”.
Los petrovideos son el mejor ejemplo de la doble pérdida del carácter de lo privado primero por el interés público de la información y en segundo lugar por la incapacidad de la campaña del Pacto Histórico para que se mantuviera privada.
Y es que lo privado en tanto espacio en la época de la información, pierde su concreción física para hacerse virtual. El campo de lo privado es la nube con su fragilidad de seguridad de la información que hoy manejamos. Hoy los datos se escapan como los videos, los audios y los textos y el mejor ejemplo son los WikiLeaks. Lo privado en nuestra época dejó de serlo.
Los petrovideos son un escándalo político, de la práctica política en general, pero en particular del Pacto Histórico ahora.
La privacidad reclamada por Petro S.A. es falsa porque su accionar es público en su fin y es público en tanto el espacio que es la virtualidad. El ocultamiento una vez perdido, por la vía que fuese, es un material para los medios de interés público. No se puede culpar a ellos, a los medios, de su difusión cuando los culpables son los que generadores que no ejercieron el control de esa información privada.
Por supuesto que aún es muy pronto para saber cuáles serán las consecuencias a corto plazo en estas elecciones de estos petrovideos y tampoco a mediano y largo plazo de este escándalo. Aún estamos viendo las repercusiones inmediatas del escándalo mismo, que continúa creciendo en ámbito de lo público. La política se ve ante un imperativo de cambio y de ética para hacerla creíble socialmente.
Hoy estamos entendiendo la diferencia entre lo público en nuestra época bajo la fuerza de las nuevas tecnologías de la comunicación. Finalmente, estamos entendiendo que la importancia de saber revelar y ocultar, y de evitar que los demás lo hagan, es mucho más difícil de controlar en un mundo sobre informatizado donde las filtraciones son cotidianas por lo inestable de los intereses individuales-privados vs sociales-público.