Gardeazabal

Por: GUSTAVO ÁLVAREZ GARDEAZÁBAL

Mis lectores y oyentes conocen desde hace muchos años que cuando hablo del Aeropuerto de Palestina, estoy hablando del que ahora insisten en llamar Aeropuerto del Café y que no ha sido más que el deseo embelecudo de un grupo de manizalitas de tener un aeropuerto en el zaguán de sus casas solariegas para no tener que bajar hasta Pereira, a un aeropuerto hecho con más civismo que técnica, o a Cartago,donde nunca fueron capaces de volver regional el aeropuerto de Santa Ana.

Con el pretexto de que aterrizar en La Nubia es un peligro, lo que no es mentira, le abrieron campo al pozo sin fondo del aeropuerto de Palestina,que ni carretera de acceso válida tiene desde Manizales .

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Fundamentados en el falso orgullo regionalista que rige en la capital de Caldas desde cuando se firmó la Exponsión y Aquilino Villegas nos la entronizo como magna epopeya de este país de guerra civiles, un grupo de oligarcas pobres de Manizales han presionado, casi que extorsionado políticamente, a distintos gobiernos para que giren y giren miles y miles de millones y así hacer creer que se está volviendo realidad la caduca idea del doctor Robledo Isaza de construir el aterrizadero de aviones entre medio de las montañas de Palestina, un municipio al costado occidental de Chinchiná.

Nunca han podido, ni podrán. Pero siguen botando la plata y no hay ningún ente administrativo, judicial o de control que pare esa diarrea de orgullo convertida en hemorragia del presupuesto nacional, de Caldas y de Manizales. Ahora ha resultado ese mismo aeropuerto palestino como si fuera un aterrizadero clandestino de vanidades e incumplimientos.

Con la plata que pendejamente y contra todo concepto el presidente Duque le giró al tal Aerocafé para calmar a la paupérrima oligarquía que sigue dizque mandando en Manizales, contrataron a la empresa española OHLA buscando remediar las fallas cometidas por múltiples embates equivocados de otros contratistas y parece que les resultó peor que con los anteriores. Los de OHLA no presentaron el cronograma de la obra, incumplieron la fecha del hito 2 y no tienen la maquinaria requerida por el contrato.

Los multaron por casi 37 mil millones y unos y otros se quedaron calladitos. Hasta que llegó el empalme con los de Petro y la ministra de Transporte puso el grito en el cielo porque donde ratifiquen la multa a los españoles se quedan chiringuiando 4 obras mil millonarias en Bogotá, Cúcuta, La Línea y Málaga, contratadas con los mismos florentinos hispanos, que repiten lo que otros coterráneos suyos nos hicieron en el pasado pero también nos tumbaron.