Gardeazabal

Por: GUSTAVO ÁLVAREZ GARDEAZÁBAL 

Si algo ha caracterizado a la izquierda en Colombia es la falta de capacidad para mantenerse unida. Todos los intentos del pasado parecieron haber sido pegados con babas. En esta oportunidad, cuando el Pacto Histórico ha sido capaz de albergar por lo menos a 11 corrientes de la izquierda, desde la más ortodoxa del viejo partido comunista hasta la inquietante del senador novelista Gustavo Bolívar, parecería que no va a ser distinto y que por nimias diferencias o por congénitas actitudes que semejan más a alacranes que a portadores y abanderados del cambio, el Pacto se derrumbe antes de empezar a ejercer.

Petro, con astucia indudable, superó los primeros colapsos epilépticos izquierdosos nombrando un bloque muy pesado de ministros, envejecidos en dignidad y experiencia, superiores en casi todo a su nominador.

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Con ello sumergió al alacranero en un soporífero mientras, fiel a su comportamiento contradictorio de antaño, imponía estrepitosamente al voltearepas de Roy Barreras, confiado quizás en que este, con su reconocida camaleonesca actitud política, le serviría para dirigir a buen puerto la coalición que, gratuitamente, le formaron para respaldar a su gobierno los otros grupos de las cooperativas de contratistas representadas en el Congreso.

No le ha ido del todo bien al presidente electo con esta jugada y donde no le ponga tatequieto a los malabares de Roy y a sus ímpetus para favorecer la candidata de Juan Fernando Cristo a la Contraloría, corre el riesgo de tener que pedirle al senador vallecaucano que , igual lo hizo con Piedad Córdoba, se haga a un lado para que la calma retorne a sus huestes.

Por supuesto, cuajar un gabinete que represente a alacranes inexpertos en manejo político, y al mismo tiempo a los avezados contratistas disfrazados de congresistas, le va a exigir más que astucia. Lo saben bien quienes son amigos de llenar crucigramas y más aún quienes los fabrican para que otros los llenen.

La misión presidencial inmediata es clara. Hay que nombrar el resto de ministros y funcionarios de altos rangos y evitar tempestades que asusten más al país y puedan detener el pánico que ha llevado a comprar dólares a ricos y pobres.

El colombiano común no confía en Roy Barreras y sería un absurdo que, por defender al inestable y garoso senador, Petro vaya a posesionarse renovando sustos y no garantizando esperanzas.