Gardeazabal

Por: GUSTAVO ÁLVAREZ GARDEAZÁBAL

Antioquia ha estado pasando tragos amargos desde hace días. De tumbo en tumbo, resistiendo los garrotazos o negando sus errores, ha visto ir desmoronando esa imagen de respeto que Colombia entera le tenía.

El chasco de Hidroituango. El reconocimiento público de los hilos que unían actitudes, actividades y ganancias entre EPM y la clase empresarial antioqueña, incluída la misma hidroeléctrica. El fracaso de los tres candidatos presidenciales, en especial el de Fico en el penúltimo envión.

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La pérdida de prestigio y apoyo alrededor de la figura de Uribe y su manera de gobernar y hacer política. La batalla, no definida todavía pero muy dañina desde donde se le mire, entre el GEA y el grupo Gillinsky.

El descrédito que de alguna manera ha afectado a ese otrora empresariado pujante por haberse conocido los métodos y los procedimientos de sus administradores que abrieron la grieta para que penetraran sus hasta entonces invencibles murallas de enrocamientos.

Todo eso, y en especial el espectáculo de divisionismo que nunca pensamos los colombianos ver en Antioquia donde siempre remaban juntos para salir adelante. Todo, repito, se coronó esta semana con la cereza que le faltaba al pastel.

Por un lado, la imputación al exalcalde Salazar, al exgobernador Ramos, al exgerente del IDEA y al actual rector de la Universidad de Medellín por haber gestado y aceitado las bisagras para que se abrieran las puertas y siguiera adelante la mayúscula pretensión de Hidroituango.

Y, por otro lado, la declaración de duda sobre el origen de los bienes del exgobernador y exalcalde Luis Pérez, dejándolo casi sin espacio para defenderse aunque fuese con el argumento de la buena fe del comprador.

Una y otra cosa, aporrean mucho más a Antioquia y a sus gentes porque no hay nada que duela e irrite más que al caído caerle. Ojalá que todos puedan defenderse ante quienes les van a investigar y juzgar, así se evidencie desde ya el fallo que pretenden conseguir.

Pero, fundamentalmente, que Antioquia sea capaz de levantar cabeza con dignidad y no con desespero porque lo más grave que pudiera sucederle a este país es que el territorio de mis ancestros decida volver a jugar con la vieja idea de una Antioquia independiente, libre y soberana, pues ya lo han estado presentado como la próxima meta paisa en consecuencia y como presunta solución a todo lo que ha pasado y está sucediendo.