Este sería el justo momento para un punto final de este texto pero luego me diré que me autocensure, y realmente no voy con esa.
El nuevo gobierno se adentra entre deseos y realidades en un laberinto muy favorable. Tienen unos indicadores macroeconómicos envidiables en el escenario internacional, es la economía con más alto nivel de crecimiento en Latinoamérica y unas de las mejores del mundo. Hay que ver como se mantiene y estimula la economía nacional, se diversifica desde la confianza entre el empresariado, los trabajadores y el gobierno.

La inversión social debe aumentar pero no a políticas asistencialistas sino a construir espacios crecimiento sostenibles. A la vez, evitar que la burocracia parasitaría aumente y se cumpla con su disminución en el congreso y costos ¿Ustedes creen que pase? Yo no. Los congresistas ganarán igual y los nuevos ministerios acrecentaran los gastos.

Aunque se hable de que no hay dinero, las cuentas dadas y aceptadas, muestran que para el primer año hay más presupuesto que para el pasado; es decir los contradictores le pusieron la mesa surtida.. Dinero hay, pero la ofertas hechas en la campaña son tantas que ni con reforma tributaria se cumplirán.

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Ante esta realidad recuerden que en algún momento cuando ya era demasiada la oferta de la campaña se aclaró:….(lo que se ha dicho y propuesto es para algo así como para 12 años); entonces ya tienen la respuesta de lo que no se cumpla es para ese futuro de otros mandatos que desde ya se presume de igual corte y aquí valga una claridad, ya el Pacto es un Acuerdo Nacional donde están todos menos unos pocos y donde todo se da como asegurado en espacios concertados.

Se pasó del Frente Nacional con alternancia, al Acuerdo Nacional donde todos caben y los grupos estarán conformes, el líder, es la amalgama para limar las diferencias designando espacios a todos aun cuando en ello sacrifique a muchos de los suyos.

Yo creo que la luna de miel no durará, de hecho sabemos que el Pacto ha hecho de los sapos una dieta recurrente para contener y aplacar temores del radicalismo de algún sector del Pacto que poco espacio le han dado en el ejecutivo que dará mensajes en el legislativo posponiendo y atenuando las reformas, ¿lo aceptaran los radicales? Inicialmente sí, pero Colombia poco ha cambiado aunque se estrene un gobierno que de palabra es de izquierda, que en realidad es una tecnocracia progre y que luego será reformista. La clase política no ha cambiado y entre deseos y realidades, avanzará este gobierno.

No olviden que la política de gobierno tendrá una doble agenda; la técnica y pragmática y otra la de construir una narrativa para mantener la narrativa de plaza pública como acto pedagógico para sostener la esperanza y del ahora sí, ahora sí. Al final lo último que se pierde es la esperanza. Habrá una pedagogía no sólo para el perdón social sino para que la gente trague las decisiones políticas que no serán radicales como muchos creen y que quebrará la ilusión de los “jacobinos”.

Ya algunos muestran alarma con la marrullas dentro Pacto para ganar posiciones. Ya vino la primera derrota con la pérdida de la figura para la contraloría ¿que pasó a la aplanadora? El cambio pudiera quedar en punto muerto y en un desgaste donde solo la sombra de una primera línea al acecho para ser esa otra bancada o legislador desde fuera de los recintos.

Por favor, aunque ya lo olvidaron habrá otros Navarros Wolf que saldrán decentemente, con disciplina y templanza; pero atentos a la micro fracción de jacobinos de Bolívar y compañía, ellos serán más duros que la oposición del centro Democrático. Vendrá una implosión, de hecho creo que es muy molesta cada declaración del otrora director de tv y cine. No dudo que en un año habrá un quiebre así como el Polo Democrático. Existirá una convivencia pero será desde dentro del Pacto que vendrán los ruidos más sonoros, y es que el Pacto no es unitario más allá de la coyuntura.

Otro punto es esa paz total que promete eliminar a todos los males de esta tierra desde una guerrilla que siendo honesta, sin pretextos debe deponer las armas ya, sin aspirar a espacios políticos que no representan el 1 % de los votantes. Junto e igualmente tenebrosos está la gran familia de los narcotraficantes desde el Clan del Golfo hasta los lavaperros de barrios.

¿Por qué van a aceptar un acuerdo de sometimiento, cuando nunca han sido derrotados y cada día ganan más espacio e ingresos? ¿Y sí hay perdón para ellos por qué no para cada criminal en las hacinadas cárceles de este país? ¿Vamos a abrir las puestas de los leones? Bien que legalicemos la marihuana siguiendo ejemplos internacionales, ¿pero también la cocaína? Me parece tan idílico y riesgoso, que no lo creo, aunque claro deseo la paz para Colombia.

Pero, y mientras tanto no se llegue a este ansiado acuerdo de paz total ¿Cuál será la doctrina militar contra estos grupos con gran capacidad militar para hacer paros armados en diferentes departamentos? ¿Cómo se procederá con la delincuencia chata de los barrios?¿cómo empoderar a ejército y policía luego de tanto descrédito? ¿Tregua, alto al fuego o presión militar hasta el acuerdo?

Finalmente, entre los deseos y esperanzas están las realidades de una clase política corrupta en la que nadie se salva pues si unos roban, otros mienten y aquellos recurren como cualquier mafioso a campañas sucias, de destrucción moral y falsedades para lograr sus metas. No creo en ese cambio de los mismos con los mismos. Y lo que no puedo olvidar, la existencia de una base social que puede ser movilizada como garantes del cambio. La sociedad no puede aceptar ser secuestrada de esa forma.

Y Petro estará en su laberinto, ese que ha deseado y deberá de lidiar con la realidad, deseos, promesas, sensatez y una inteligencia a toda prueba frente a contradictores, amigos anarquizantes y la sociedad. ¿Quedará Petro prisionero de sus bases sociales siendo obligado a radicalizarse? o ¿se desplazará al centro desde un sentido común y el apoyo de los partidos tradicionales para reconstruir a futuro ese espacio necesario de encuentro y realismo político que exige este mundo?