Por: GUSTAVO ÁLVAREZ GARDEAZÁBAL
Si algo resalta del gobierno que se posesionó ayer es la misión que ha escogido el presidente Petro para actuar como equilibrista entre poderes, ideologías, temperamentos y actitudes. El hecho de nombrar al menos tres grupos de ministros disímiles, implica que desde el gabinete debe ejercitarse como equilibrista mediador para que no le estalle como granada en sus manos.
Basta revisarlos. Uno de esos grupos está integrado por quienes por experiencia y sapiencia conocen y han vivido mucho más que él propio presidente. Ellos, por estar más experimentados en lides políticas y burocráticas, constituyen no el consejo de ancianos sino la vanguardia de un gobierno atrevido.
El otro grupo lo constituyen una pléyade de mujeres indómitas, representativas de una manera radical de pensar que pueden crear más confusión que seguridad con sus maneras de actuar en sus dires y diretes. Y un tercero mixto, entre novatos deseosos de presentarse como alquimistas de las ideologías progresistas que supuestamente alberga el manto del Pacto Histórico y los representantes de las tradicionales castas políticas y militares que han hecho la patria idealizando más que actuando.
Ninguno parece tener un respaldo de las cooperativas de contratistas que disfrazados de partidos políticos manejan ahora el Congreso. Esa labor, la de conseguir y consignar los apoyos, parecen habérsele dejado a Roy Barreras.
Pero no solo allí el presidente Petro tendrá que vérselas como equilibrista. El choque evidente entre pragmatismo e idealismo está sobre la mesa. Las teorías económicas cepalianas chocan con las ambientalistas y anti extractivas. Las pretensiones leninistas desfasadas del propio presidente se las van a ver frente a frente con las caducas maneras de enfrentar la paz y conservar el orden que ya verifican aristas perturbadoras.
Ojalá en la Contraloría elijan alguien que sirva de puente entre los distintos matices y coordine la garosidad de las cooperativas de contratistas y no que se deje llevar por las actuaciones turbulentas del presidente del Senado, siempre tan capaz de armar su telaraña para enredar al público, al gobernante y a quienes le auditan. Pueda ser entonces que al sano clima con que este gobierno empieza se conserve un buen rato para bien de la patria y de los anhelos de todos los colombianos.