Por: GUSTAVO ÁLVAREZ GARDEAZÁBAL
Le va a tocar estrenarse, y con lo que le gusta, al recién posesionado Ministro de Defensa. El caso de los tres jóvenes muertos en la última semana de julio en Chochó, corregimiento de Sincelejo ha sido demasiado bien documentado por los medios y las redes, y quizás hasta por los investigadores exhaustivos de la Policía Nacional y la Fiscalía como para que se quede como una masacre más de las que ha venido soportando el país hace tiempo y que, dolorosa o cínicamente, nos hemos venido acostumbrando a dejarlas perder en el recuerdo.
Y digo que debe estrenarse el nuevo ministro porque aunque el anterior gobierno alcanzó a destituir a dos coroneles de la Policía Nacional destacados en esa región del país, haciéndolos responsable de la cadena de mando, por todo lo que se ha publicado y diligentemente recogido por testigos y acuciosos periodistas, resulta evidente que estamos en la repetición de un caso como el clásico de Fuenteovejuna donde todos a una pueden ser los culpables.
El caso inicia porque en Sampués mataron en esa tarde de julio a un policía dentro de la atroz operación pistola que los del Golfo resolvieron poner en funcionamiento para vengar en los agentes del estado la extradición de su jefe Otoniel a los Estados Unidos. Producido el vil asesinato del agente Ruiz, se ordenan los famosos retenes en todo el área circundante.
En Chochó, a 17.9 kilómetros del asesinato del policía, un grupo de muchachones estaba realizando piques ilegales en moto. Como fueron en moto que se volaron los asesinos y el pánico policial se creció por esos días, todo aquel que estuviera en condiciones similares lo clasificaban los uniformados como sospechoso y si salía corriendo le disparaban para después averiguar.
La crueldad de lo cometido se agrava porque entre el escenario del crimen y las calles de El Palmar en Chochó, donde se estaban divirtiendo los muchachos en sus motos, fueron declarados con la velocidad del radio como sospechosos y cómo los jóvenes andaban saltándose la ley celebrando los piques, salieron en veloz carrera y detrás de ellos policías de Sucre a darles bala.
Hay video de cuando los detienen. Hay el testimonio de la hermana de uno de ellos herido que es transportado hacia el hospital y los policías lo hacen bajar de la moto donde lo llevaban. Hay documentos de legistas y sobre todo escándalo porque quienes vieron como se los llevaba la policía, son los mismos que reclaman 3 horas después sus cadáveres en la clínica María Reina de Sincelejo.
Según recitó ante las cámaras como lora vieja el coronel de la policía: “ habían neutralizado a tres presuntos delincuentes del Clan del Golfo de la subestructura Manuel José Gaitán “