A raíz del recorderis que le hicieron a nuestra epistemológica e incomprendida Irene, la MinMinas, que ocupa ese cargo gracias a la piedra filosofal y a nuestra reina de ébano, Francia la vice, de que no podía leer en el Congreso en los debates políticos, según el reglamento interno, son pertinentes algunas precisiones:
El Congreso o Parlamento es para parlamentar, es decir: Dialogar, hablar, debatir, conferenciar, entrevistarse, discutir; no es para ir a leer en público. Por su puesto que, se pueden llevar ayudas escritas, más no solo ir a leerlas.
Luis Carlos Galán fue el primero en recurrir a las fichas de memoria y, en principio, fue criticado; ahora, es común esa práctica y el uso de todas las ayudas modernas, como los videos e incluso hasta los memes.
Por eso no es fácil ser ministro; se debe dominar el tema de su cartera y, además, tener buen parlamento. Este gabinete de Petro carece de esas condiciones, en gran parte, por eso se ha convertido en la burla nacional y eso es fatal para el respeto que les deben tener a los altos funcionarios.
La misma famosa “Ley Quinta” establece y no quedó derogada por ninguna ley posterior que, los congresistas deben asistir con traje formal (saco y corbata, los caballeros); esa parte de la ley se dejó de cumplir, violando el reglamento. Nadie se atreve a decir que, ir a las plenarias del Congreso con jeans, camisa por fuera, sombreros pintorescos, cachuchas sicodélicas y cuanto esnobismo exista, es una violación flagrante de la ley.
En los 70, 80 y parte de los 90, el portero del Salón Elíptico, el famoso Manuelito, no dejaba entrar a los congresistas mal trajeados. En este período han ido al Elíptico hasta en bermudas o trajes para la práctica de deportes. Todos callan frente a esto; eso sí, a la filósofa Irene le hicieron cumplir estrictamente el reglamento, cuando debería de ser “todos en la cama o todos en el suelo”; ustedes se visten formalmente y yo no leo, debió decirles la vilipendiada Irene.
Recuerdo la anécdota de un presidente que, en la última sesión del Senado, llegó sin corbata y el secretario Emilio Otero le pidió que no presidiera la sesión así. Se acogió la sugerencia y la presidió el vicepresidente.
El tema de fondo es si deben desaparecer para siempre el formalismo y las tradiciones rituales de la sociedad y, destruir todos los protocolos, por ser una práctica caduca y burguesa.
Hasta en los más humildes hogares, cuando hay un matrimonio, un entierro, un grado, una bienvenida, todos sacan sus mejores prendas para asistir a ellas; a nadie se le ocurre ir descachalandrado a esos actos.
Nadie ve una sesión del Congreso Ruso, ni de China, ni de USA, ni en el parlamento británico, a parlamentarios descamisados. Se tratan y se pelean implacablemente, pero bien vestidos, conforme al rango de su investidura.
Desafortunadamente la chabacanería se tomó al país y los buenos modales enseñados por las familias por modesta que sean, están dando al traste en este momento convulsionado del comienzo de esta nueva era.
Me dirán que el hábito no hace al monje, aunque, un monje con hábitos genera más respeto que uno en pantaloneta. Por eso sigo pensando que, así como los jueces se ponen toga para juzgar, los congresistas deben ir formalmente vestidos para legislar, conforme a la ley vigente.
Ñapa: Me sigue preocupando la salud del presidente Petro; en 6 semanas ha cancelado muchos actos por problemas de salud; ¿no será hora de un comunicado médico al respecto?