KICO BECERRA

Las manifestaciones públicas siempre tienen dos caras: La del que participa que, siempre ve miles de personas y la del que está en contra que, siempre ve 4 gatos.

La de ayer, por supuesto, tuvo los dos análisis; lo cierto es que no fue tan mala como pretenden los Petristas, ni tan grande como lo afirman los anti gobierno.

Para mí fue precipitada; con una protesta masiva, sin completar 2 meses en la presidencia, se corría el riesgo de ser un fracaso; ni siquiera se esperaron a que subiera la gasolina. Nadie protesta por los anuncios; se reclama cuando le han metido la mano al bolsillo a uno.

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La reforma tributaria no se ha aprobado y, ahora, distinto a hace 2 años, la gente no está confinada en su casa 1 año antes; de la carrera no queda sino el cansancio, eso lo olvidaron los organizadores de esta protesta.

Claro que, no deja de ser significativo el número de marchantes y la forma pacífica y ordenada como desfilaron por las calles de las principales ciudades. Es un llamado de atención al gobierno, que sabe más que nadie que, este momento no era el propicio para una gran movilización. Con toda seguridad que, cuando suban los combustibles, se apruebe la tributaria y se acabe con el servicio actual de salud, para entregarlo a la politiquería municipal, las protestas irán en crecimiento; ojalá no caigan en la imbecilidad de convocar una marcha mensual, como ya anuncian algunos fanáticos extremistas de derecha.

El país que fue sometido durante los últimos años al mensaje de que nada funciona, del que se dice que somos una nación inviable, de asesinos, sin servicios de salud y de educación y que como patria no existe, porque nunca ha tenido gobiernos distintos a los despóticos y destructores, empieza a despertar y a aceptar que, no todo es malo, que hay instituciones y servicios bastante aceptables y que sería absurdo destruir todo, para construir sobre lo arrasado.

Cuando se anuncia la desaparición del actual servicio de salud y la entrega a los municipios el manejo de las EPS, los pacientes y los médicos tienen que mosquearse. Lo mismo pasará con el aumento masivo de los avalúos catastrales y, por tanto, de los impuestos locales. El gobierno y el matrimonio, como decía mi abuela Tulia: «A la larga es que dan».

Tanta crítica merecida por los costos de los viajes de Duque y ahora los viajes de la primera dama van por el mismo camino. Esperemos corrijan eso y no los justifiquen, con argumentos baladíes, como lo hizo Petro hace 3 días.

Ñapa: Ahora, aparecen los oportunistas, montados en las denuncias contra los abusos y corruptelas en Cali y EMCALI, cuando hasta hace unos días apoyaban y participaban de la administración de los hermanos Ospina. Sea el momento de hacerle un reconocimiento al trabajo de denuncia de los abusos que, durante años, ha hecho la Caleñísima Diana Rojas, desde el Concejo Municipal.

Ñapita: La recesión económica mundial, nuevamente manifestada por la crisis de las bolsas y el aumento del valor del dólar, es la antesala de lo que viviremos en los próximos meses en Colombia; oscuros nubarrones se aproximan y gran parte de los ministros diciendo pendejadas.