Primero seamos sinceros: la política es engañosa por no decir mentirosa muchas veces; una cosa es la campaña y otra cosa es la realidad, pero los votantes lo hicieron por las promesas y no por las explicaciones de su incumplimiento. Mal han hecho los políticos SIEMPRE cuando prometen lo que no pueden.
También es necesario decir que, así como fue un imprevisto la pandemia afectando todo el escenario político y económico; no es un imprevisto la guerra de Ucrania pues empezó en febrero de este año; esa variable global estaba y está y cada campaña debía LEER tal variable a corto, mediano y largo plazo.
Digo esto porque es una responsabilidad política desconocer la realidad y argumentar justificaciones ante lo que se sabía podía suceder.
En estos 100 días se aprueba la Reforma Tributaria, necesaria para el soporte financiero de la gestión política ha sido un logro, pero lo que no está claro en dónde y en qué cuantía se invertirá, algo que da transparencia y evitará desvíos de recursos y vital para cortarle el paso a la corrupción un mal que no es ajeno a ningún partido o grupo político en este mundo.
El discurso de abandonar una economía extractivista y pasar a una economía limpia y exportadora es una excelente idea, pero no es un salto inmediato. Eso es paulatino y justo es poco responsable cuando Colombia cuenta con opciones reales de compensar la inflación y sanear déficit fiscal con un incremento y ampliación de explotación petrolera.
Es un principio de realismo como lo están haciendo hoy países conservacionistas como Canadá y Noruega. La posición ultraconservadora afecta mucho más al país que al planeta.
Esta misma postura de puritanismo energético – aunque hay más factores -, ha incidido en la devaluación de un 24% en estos 3 meses según Bloomberg de los bonos país elevándose el riesgo de una inflación creciente y una desconfianza del sector externo.
La política proteccionista a los textiles importados es buena, pero sin una política de apoyo en créditos, semillas, en tecnología, para recuperar la producción textil nacional es nada. Esa posibilidad de generar empleos desde lo agroindustrial es positiva y nuevamente requerirá energía.
La promesa de 3 millones de hectáreas a campesinos, afros, indígenas ha quedado en la voz de la ministra pues no era como se pensaba. Eso sí, ya se han titulado a 680 000 nuevos propietarios.
Pero lo más importante para mí en estos 100 días de gobierno o cercano a ellos, es la advertencia presidencial del 12 de octubre, sobre que la constitución de 1991; la misma que juró defender, pueda ser el enemigo interno al que se refirió al evaluar las barreras que tiene el gobierno para su gestión cuando dijo: “el primer obstáculo de un gobierno es su propio interior: sus normativas, los procedimientos construidos y escritos a través de normas, durante décadas, por personas que pertenecieron a sectores sociales que no son propiamente los que nos han dado el triunfo”.
¿Quiere esto decir que la leyenda de una constituyente está apareciendo otra vez?
Recuerdo que varias veces se desmintió por el candidato-presidente, la idea de una nueva constituyente como la que habitualmente hacen los gobiernos de izquierda cuando llegan al poder.
Al escuchar y leer esto, más las “claridades” de Iván Cepeda en cada caso este tema lo dejo sobre la mesa como lo más importante en estos 100 días teniendo siempre presente que siempre se ha mencionado que el cambio no es para 4 años y tiene unos alcances de 12 o más años, no hay que decir mucho más.