Gardeazabal

Por: GUSTAVO ÁLVAREZ GARDEAZÁBAL

La lectura de la resolución 02 de la Sala de Reconocimiento de la JEP, donde se emite concepto ante el Tribunal de la Justicia Especial para que impongan las penas a que dé lugar, hace pensar que la Paz de La Habana si bien ha dado resultados, la dejaron envuelta en un papel de celofán que incita a verla ridícula y la convertirá en objeto de burlas y pedradas tanto de los amigos de esa paz santista, exclusiva y excluyente, como de sus enemigos uribistas o no.

Si en vez de solicitar la sanción máxima de 8 años ,pero con atenuantes, para los 7 comandantes de las Farc por la bobadita de 21.300 secuestros que admitieron haber cometido, se hubiese decretado una amnistía general a todos los combatientes y el perdón y el olvido cobijaran el horror, la mala memoria o las disculpas, tal vez la paz hoy sería duradera de verdad y no un simulacro de justicia reparativa.

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Pero como copiaron el lenguaje y las formas de procesos similares en otros países de culturas y circunstancias muy distintas, para abonarlas a la historia de la infamia colombiana, se vienen con este fallo ridículo.

En él a los secuestrados los llaman rehenes, como si ellos,civiles desarmados, hubiesen escogido ser combatientes de una guerra que los eufemismos no dejaron declarar. En él se da a escoger a los comandantes condenados las formas, sitio y restricciones para cumplir la pena máxima.

En él se vislumbra claramente que no pagarán un solo día de cárcel lo que puede ser conveniente para finiquitar el proceso, pero no va a servir de nada para que el país olvide la guerra de las Farc. Tampoco para que el perdón que todos, víctimas o no, hemos terminado dando siempre en la historia de este país después de cada guerra, se vuelva una realidad.

En otras palabras, se ha acomodado a los moldes anglosajones de la culpa reconocida un perdón disfrazado de fallo judicial .Juzgarlo como inverosímil o como una burla a las víctimas, es muy fácil. Pero independiente del calificativo que le apliquemos, nos remarcará siempre el error de no haber concedido una amnistía.