Por estos días, tal como lo he venido avisando y denunciando en mi cuenta de Twitter, @falavi2005, en el Centro de Cali y su periferia, los transeúntes nos hemos visto sorprendidos por el regreso a los andenes y plazas de mujeres de la comunidad indígena Embera con el propósito de pedir limosnas y lo hacen acompañadas de niños cuya inocencia y hambre se suele ver en sus rostros.

Investigaciones realizadas en años anteriores demostraron que la mayoría son «traídos» desde Puerto Rico, municipio de Risaralda, en límites con el Chocó. Precisamente habitan en esa zona y se les suele ver caminando a lo largo de la vía La Virginia-Pueblo Rico-Playa de Oro-Itsmina-Quibdó, especialmente en los puntos más cercanos a Risaralda. Van en plan de recolección en zonas selváticas y de pesca en el Río San Juan. Hay varios resguardos, siendo el más grande el llamado «Mesetas».

Se ha demostrado que su presencia en Cali, como en otros municipios del Valle, no es esporádica, sino debidamente planeadas y se hospedan en piezas de alquiler por noches, especialmente en el Centro de Cali, en sectores que hacen parte de la llamada «Olla», donde los niños son sometidos a múltiples riesgos.

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Las escenas en los andenes de Cali son dolorosas: allí se ven a grupos de mujeres sentadas en los andenes, a sol o lluvia, algunas tejiendo y las demás, la mayoría, implorando monedas a quienes pasan y para conmover, aún más, se hacen acompañar de niños y niñas, quienes corren hacia las ventanillas de carros apenas el semáforo se pone en rojo.

En esta oportunidad, seguramente, les han recomendado llamar la atención interpretando algunos cánticos o bailando danzas ancestrales de profundos significados y que en esta oportunidad tienen otros propósitos, como son atraer la atención y recibir monedas o billetes.

Su presencia, en esta oportunidad, comenzó con unas pocas y sin niños, y ante la falta de acción de las autoridades competentes fueron llegando más y aparecieron los niños y niñas, al igual que adolescentes mujeres.

Sin duda que las secretarías que trabajan por el bienestar social y la defensa de los Derechos Humanos están en mora de actuar, lo mismo que el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar / ICBF, pues los derechos de los niños y los adolescentes se deben proteger en toda instancia.

Con esta situación se tiene otro agravante… y es que las autoridades de las regiones de origen no intervienen y hacen de cuenta que nada tiene que ver con ellas. En otras oportunidades fue necesario activar acciones y mecanismos para que el gobierno departamental de Risaralda y el municipal de Pueblo Rico contribuyeran a generar un plan retorno.

Mientras vuelven a realizarse acciones concertadas por el regreso, seguiremos viendo con dolor a mujeres y niños y niñas embera danzando y mendigando en andes y plazas, algo bastante doloroso, por todo lo que significan sus ancestros y su lamentable presente, @falavi2005