Por: GUSTAVO ÁLVAREZ GARDEAZÁBAL
Beevor, el magnífico historiador inglés, quien nos ha permitido revisar la evolución de la humanidad con atinados libros y ensayos, nos trae este libro, RUSIA traducido simultáneamente a varios idiomas en su reciente aparición para mostrarnos, de manera lamentablemente desbocada, los inicios de la revolución de 1917, la guerra civil entre Blancos y Bolcheviques y la influencia de la Inglaterra de Churchill como Lord del Almirantazgo en esa guerra sangrienta.
Pero, en especial para hacernos un cuadro monstruoso del sadismo ruso, de la sanguinaria mentalidad de Lenin y Trosky y de los viejos generales del zar para imponer el comunismo o para oponerse a él y obviamente de la virulencia de esa guerra civil que ha ido quedando en el olvido.
Allí, con solo leer párrafos enteros (como el de la página 415) se puede comparar la identidad mayúscula de lo que está pasando por estos días en la guerra de Rusia contra Ucrania y lo que sucedía en pleno 1920 cuando se labraban las batallas por apoderarse de Odessa, Jarkov y Mariupol, los mismos escenarios de ahora.
Desgraciadamente el libro, pese a lo completo que resulta a la hora del balance final para admitir la naturaleza de esas batallas libradas por los bolcheviques al mando de Lenin en su afán de destruir a Rusia y edificar sobre sus ruinas a la Unión Soviética, es un libro que termina siendo farragoso leerlo.
Y lo es porque no hace pausas para enmarcar las acciones narradas y mientras más páginas pasan, más y más se empantanan nombres de generales, cosacos con moscovitas, campesinos con proletarios y ni revolviéndose en la lectura se puede poner orden a la manera como se desenvuelve la guerra civil y el período de asentamiento de Lenin, Trotsky y Stalin como los líderes mayúsculos de la inmensa Rusia.
Empero el solo hecho de poder medir en detalle la maldad de estos tres jefes comunistas y el efecto final de su esfuerzo liquidacionista de la sociedad zarista que manejaba a Rusia, sirve para que se compare con lo que los discípulos de Lenin están tratando de hacer igual pero camufladamente en Colombia por estos días 100 años después.