Por: PEDRO PABLO AGUILERA

Si en el 2022 se logró por una coalición que la izquierda llegara al poder, el 2023 definirá su fuerza real. La agenda de reformas al sistema de seguridad social, salud, pensiones y trabajo, son las joyas de cualquier proyecto de izquierda.

Si el legislativo mantiene la unidad de la actual mayoría, Colombia transitaria a una socialdemocracia de corte europeo donde la mirada ambientalista, feminista y étnica marquen la ideología de una nueva izquierda en el país.

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El gobierno tiene que amarrar los equilibrios con los partidos tradicionales, no solo en las bancadas de senado y cámara, sino en las elecciones regionales de este año, logrará su real gobernabilidad. De nada valdrá reformas en los ejes centrales del gobierno si en los territorios no se ejecutan las políticas públicas.

Es en las regiones donde se materialice lo que se legisle; y sin el control político de cada departamento o la mayoría de ellas, los resultados enunciados quedarán fragmentados: reforma agraria, compra de tierras a los ganaderos, sistemas de subsidios a los menos favorecidos podrán diluirse y no articularse a acciones de dinamización agroindustrial, generación de empleos tan necesarios en el país. El 2023 debería ver el aterrizaje de los discursos. Y no será fácil.

Este año el gobierno debe ser pragmático, reformista y ejecutor de políticas. La política es el hacer y dejar atrás los discursos los teléfonos rotos que muestran ausencia de claridad para donde vamos. En ese sentido, el presidente debe entender que cada día pesará la ausencia de un partido, que no tiene detrás unidad y al lado hay lo que fueron alguna vez partidos tradicionales que sin ideas, cuentan con estructuras de poder. Sun Tzu debe ser su consejero ya que el 2023 no dará lugar a errores a nadie.

La coyuntura internacional debe exigir del gobierno nacional realismo y un accionar más claro en el escenario económico mundial. La crisis global puede es una oportunidad para el país en el sentido de los ingresos por la explotación petrolera, que sanearían las deudas fiscales y posicionarse como productor de alimentos siendo un factor dinamizador de la economía interna con diversificación e infraestructuras. Esto es a la vez una oportunidad de sanear las relaciones empresa privada y el gobierno marcadas por los debates ideológicos.

2023 define para muchos la consolidación y continuidad de alguna forma a futuro de la izquierda colombiana en el poder o ser el punto de inflexión para que aparezca un centro creíble, visible como fuerza política a futuro, que marque continuidades y distancias entre la izquierda ideológica y la derecha neoliberal.
Lo cierto es que el 2023 está aquí.