Con más de 40 años de experiencia vendiendo verduras, doña Carmen Benavides se erige como una de las comerciantes más importantes de cebolla en el suroccidente colombiano.
Desde su pequeño escritorio en la Central de Alimentos del Valle S.A.-Cavasa, rodeada de cientos de bultos de esta herbácea traída del sur del país, la matrona surte a grandes plataformas como Surtifamiliar, Cañaveral, Olímpica y Mercatodo, lo mismo que a graneros y tiendas de barrio en Cali, Candelaria, Florida, Palmira y Pradera.
Como Carmen, son muchos los hombres y mujeres del sector comprometidos con la seguridad alimentaria de dos millones y medio de caleños y caleñas y un tanto más de la comarca vallecaucana, madrugando para tener productos alimenticios traídos del campo a la mesa.
“Un día cualquiera, a mediados de los 70, cuando era una adolescente en un puesto informal donde vendía choclos a las afueras de la plaza de mercado de Santa Elena, llegó un camión con soldados y subieron a varios vendedores de frutas, verduras y hortalizas, que se ganaban el día vendiendo sus productos a los transeúntes. Entonces nos trasladaron a las instalaciones de la recién construida central mayorista en la vía a Candelaria”, recuerda la señora Benavides.
Doña Carmen, madre de tres hijos, a quienes ha sacado adelante como profesionales desde el sitio donde hoy despacha en medio del bullicio de la oferta y la demanda, sostiene que ninguno le siguió sus pasos en la noble labor. Sin embargo, manifiesta con orgullo que se convirtieron en buenos ciudadanos, dos de los cuales fueron a hacer patria fuera del país.
Con marcado acento llama a la reflexión, en primer lugar a sus colegas del gremio de la compra y distribución de alimentos, para que no especulen con los precios de los productos, recordando que Colombia es un país muy rico en todo aquello que brinda el agro.
“No puede ser que cualquier situación, por mínima que sea, lleve a que unos cuantos aprovechen para aumentar los precios o especular con los productos, porque al final es el mismo pueblo el que se perjudica”, considera.
Asimismo, instó al Gobierno Nacional para que meta la mano y evite que se presenten estas situaciones que afectan el bolsillo de la gente. “Sería bueno que la central mayorista no solo tenga dos días de mercado, sino que la carga llegue y se venda durante toda la semana”, propuso.
Acompañada de su libreta de apuntes y una calculadora, sostiene que para no quedar mal a las empresas o negocios que abastece desde hace varios años, mantiene una reserva de 1500 bultos de cebolla cabezona o de huevo, entre roja y blanca, de excelente calidad.
“Para quedar mal, tiempo sobra; de ahí que tengo siempre mis productos en perfectas condiciones y a precios insuperables, lo que me ha permitido tener leales compradores”, cuenta.
Esta dama, a quien algunos reconocen como la ‘Reina de la Cebolla’, por su bondad y don de gentes, genera una treintena de empleos entre empacadoras, braceros, carreteros e, incluso, camioneros, quienes llevan y traen los productos alimenticios desde departamentos como Cauca y Nariño, lo mismo que del Eje Cafetero.
Finalmente, Carmen Benavides reiteró que la especulación le hace flaco favor a la economía de las familias colombianas. De ahí el clamor para que unos pocos entiendan que, aunque ganen algunos billetes, al final se afecta todo el sistema colombiano y también terminan perdiendo.