Gardeazabal

Por: GUSTAVO ÁLVAREZ GARDEAZÁBAL

Desde las épocas de los griegos y los romanos quien abría las puertas del infierno, al que llamaban averno, era una sacerdotisa que podría escoger a cual de la entradas al inframundo nos correspondía a los humanos.

Algo igual nos está sucediendo a los colombianos por estos días con la insistencia machacona de la señora ministra de los ojos grandes en hacernos ingresar al caos y el desespero colectivo por no medir las verdaderas consecuencias de una idea que muchos le oyeron antaño a su padre, el ambientalista y varias veces Ph D, Hildebrando Vélez, y que ella quiere volver decreto de estado: la de suspender la exploración y explotación de cualquier nuevo pozo de petróleo o gas en Colombia.

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Maquiavélicamente la sacerdotisa del averno fue con su propuesta al Foro de Davos para desde allí asustar a todos los inversionistas que pudieran pretender venir a Colombia. Haciéndolo aparecer como un gesto apostólico ambientalista, de dar ejemplo al mundo de cómo se debe librar la batalla contra el consumo de combustibles fósiles, no le pasó por la mente a la sacerdotisa que en nuestro país importamos tres cuartas partes de lo que comemos con las divisas que en un 56% nos produce la exportación de hidrocarburos.

Y como la idea de ingresarnos al infierno le suena muy bien al liquidacionista del presidente Petro, él mismo sale a respaldarla y termina de asustar al mundo económico.

A ninguno de los dos les pasa por la cabeza la posibilidad que si en el inmediato futuro no tenemos ni petróleo ni gas, no solo paralizamos el transporte y ponemos patas arriba la economía nacional sino que cambiaríamos la dieta de los hogares pues no tendríamos dólares suficientes para importar lo que comemos.

Pero como a una dañina debe venir otra peor, Petro dijo allá mismo en Davos que esos dólares que ahora llegan de hidrocarburos los conseguiremos con turismo, al que acabamos precisamente de frenar con la reforma tributaria que les puso Iva e impuesto de consumo a hoteles y restaurantes y con turistas que requieren carreteras de 4G que Petro detesta y que no dizque se construirán más.