Mientras la ciudad aún duerme, cientos de aves que habitan en los balcones de Santiago de Cali salen a cantar con brío buscando frutos, insectos, roedores o cualquier otro alimento que les permita subsistir en esta selva de cemento.
Las siete de la mañana es la hora adecuada para empezar a verlas, de cerca o lejos, perchadas en árboles, arbustos, rocas o simplemente caminando. Es el momento en que los amantes de estas amigas aladas alistan sus binoculares, sombreros, cámaras fotográficas y guías para empezar ese maravilloso encuentro.
La mayoría de caleños han ido alguna vez al cerro de las Tres Cruces a entrenar o peregrinar, pero no conocen que este atractivo turístico de la ciudad hace parte del Ecoparque Bataclán, un área protegida que sirve de escenario para recorridos de avistamiento de aves y turismo de naturaleza.
Por esa razón, en el marco del 1er encuentro Cali Ciudad de las Aves, que transcurre en Cali hasta el próximo domingo 12 de febrero, más de 20 caleños pudieron disfrutar de una salida para contemplación que realizó la Alcaldía de Cali, por medio de su Secretaría de Turismo y el Dagma, con acompañamiento de la Policía de Turismo.
Nicoll Zúñiga, comunicadora caleña, sigue de cerca el canto a las aves endémicas. Cuando se enteró de la actividad no dudó en inscribirse, pues quería experimentar la magia y cercanía con la naturaleza.
“Conocí muchísimo del tema de las aves. El espacio, aparte que no sabía que estaba tan cerca de la ciudad; es algo que realmente los caleños tenemos que conocer. Un ambiente ecológico y una guía turística buena, uno aprende a tener una nueva comunidad”, expresó Nicoll.
En el sendero coincidió Diego Villaquirán, otro aficionado a las aves, quien demostró su conocimiento y evidenció con libreta en mano, 47 especies en menos de 2 kilómetros de recorrido.
La densidad de algunos bosques dejó ver la mística del cuco ardilla, el semillero capuchino, el tiranuelo, el pío judío, el carpintero real, la guacharaca, canarios, azulejos; torcazas moradas y loras, que en algunos momentos posaron para los lentes de binóculos y cámaras. Hubo conexión directa entre avistadores y aves.
Para Nicol Pachichaná, una de las participantes de la jornada, si se conservan los ecosistemas de las aves, mucha gente extranjera va a venir y va a incrementar la economía de la ciudad.
“Disfruté mucho, porque vimos bastante aves, las cuales no había contemplado en la ciudad; fue emocionante ver aves migratorias, es muy buena la actividad, porque disfrutamos mucho y aprendemos como podemos cuidarlas”, dijo la senderista.
Para avistar aves hay que agudizar los sentidos, armarse de paciencia y buscar amigos que tengan la misma pasión. Algo que es fácil, pues en Cali se están fortaleciendo cada vez más las redes de avistadores.
Oswaldo García, administrador de un vivero en la Sultana del Valle, comentó que el balance de la jornada fue satisfactorio: “vimos muchas aves de tamaño pequeño, la experiencia fue buena. Hay que conservar las zonas verdes, donde ellas permanecen. Lo importante es venir a estas actividades que nos presenta la Secretaría de Turismo con ayuda del Dagma”.
Con estrategias como el 1er Encuentro Cali Ciudad de las Aves, la ciudad se sigue fortaleciendo en términos de turismo de naturaleza impulsando eso que tenemos tan cerca, pero que en ocasiones no lo percibimos, por el ajetreo del día a día.