Por: JUAN SEBASTIÁN CHAVES G.

En unos meses en la ciudad de Cali como a nivel nacional se celebrará las fechas electorales para alcaldía y gobernación, una fecha especial a nivel social donde se escogerá al futuro gobernante y sus radicales cambios, un juego de palabras que busca mejorar la ciudad y a su población ante los constantes problemas que afrontan cada día, pero la cuestión está, ¿si el cambio lo ejerce la política o la sociedad?

No nos digamos mentiras, los problemas que afronta cada ciudad son reparables y algunos muy simples de solucionar si existiera civismo social, los ciudadanos critican los problemas ante el ente gubernamental, sin darse cuenta que en algunos casos dicho problema lo inicia la población, tema como colarse en las estaciones del sistema masivo, es un problema causado por los mismos pobladores, no respetar las normas de tránsito es otra problemática y muchas más que falta por narrar.

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Si bien el civismo es un concepto que se refiere a la actitud y comportamiento de los ciudadanos en relación a las normas y valores que rigen una sociedad. Desde esta perspectiva, podemos decir que el civismo es tanto una cuestión política como social.

Ahora, lo cierto es que el tema también implica responsabilidad gubernamental, especialmente en crear normas que cumplan con la participación activa de los ciudadanos en la vida pública, sin embargo, el ciudadano es el que escoge la dicha decisiones y es consciente de las posibles consecuencias, pero más fácil hacer una crítica al gobernante que aplicar las normas de convivencia social.

En este sentido, el civismo involucra el respeto a los derechos y libertades de los demás, el cuidado del medio ambiente y la promoción de valores como la solidaridad y la tolerancia.

En definitiva, el civismo es un concepto que abarca tanto el ámbito político como social y se relaciona con la forma en que los ciudadanos participan en la vida pública y en la construcción de una sociedad más justa y equitativa, de nada nos sirve escoger un mandatario político que nos guíe con palabras las posibles soluciones simples y complejas que tiene la ciudad, si no aportamos nuestro granito de arena en ser nosotros, el pueblo, el primero en dar el ejemplo, pues es este el que escoge a sus gobernantes.