Gardeazabal

 

Por: GUSTAVO ÁLVAREZ GARDEAZÁBAL

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La escandalera mayúscula que le han montado a la vicepresidente Francia Márquez porque usa un helicóptero del estado para llegar hasta la casa que ha alquilado en la vereda de Dapa, entre Cali y Yumbo, es un espectáculo que va de lo inhumano a lo ridículo, de lo vergajo a lo racista, pero por supuesto evidencia que en Colombia la división de clases sociales en vez de disminuir se ha ido agravando.

Si comparamos el silencio que cubrió al expresidente Santos cuando era ministro o cuando fue jefe del estado por el pereque bulloso que puso a sus vecinos al llegar en helicóptero gubernamental hasta su casa campestre de Anapoima, no le sacaron los trapitos al sol como han hecho con la vicepresidente.

No es admisible que, cual aves de rapiña, a los medios bogotanos les haya dado por averiguar, para poner en tela de juicio, archivos oficiales sobre el propietario de la casa en Dapa, sobre sus actividades como publicista colocando vallas en todo el país y, por ende contratando con políticos y con el estado mismo.

Pero sobre todo, presentadas todas esas averiguaciones de tal manera que hacen pensar que la vicepresidente estaría actuando ilegalmente al arrendar la casa. Todo, empero, no pasa de ser una manifestación tardía del espíritu esclavista que rige aún en la sociedad vallecaucana.

Es obvio que un helicóptero yendo y viniendo en una parcelación a donde solo llegaban oligarcas pobretones en sus camioneticas, hace ruido, estorba y angustia. Es obvio que dentro del endeble equilibrio de normas no decretadas por el blancaje bugueño no se puede tener una negra de vecina.

Pero se les olvida que ella es la vicepresidente de la nación y que bien habría podido comprar esa casa con el reintegro de los miles de votos que obtuvo en las tres elecciones donde participó y le habría sobrado.

En otras palabras, por donde se le mire , han exagerado inhumanamente la nota. Han revivido una grieta social en el peor de los momentos así haya sido la señora vicepresidente quien haya puesto la pica en Flandes y vengado a nombre de sus ancestros 400 años de marginación