Por: DIANA MARIA RIOS S.

En el 2014, estando Colombia en medio del proceso de paz, que la verdad poco o nada le creía, porque me parecía insólito, que nosotros “Juan Pueblo”, no viéramos en un canal institucional en vivo y en directo lo que estaban negociando.

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Siempre he sido de tener perspectivas diferentes a lo “normal” por eso al estar en Venezuela, medio de un curso de meditación debíamos hacer un día de servicio, propuse la semilla de esta campaña que repliqué en mi país Colombia.

Y fue la de cambiar basura por abrazos, si, así como lo oyen, la gente cuando le decía que le cambiaba por su basura un abrazo, me miraban como raro, y terminaban yéndose con una sonrisa, agradeciendo ese abrazo, pues el mensaje aparte de tener consciencia del cuidado del medio ambiente, era que la PAZ de verdad, es la que hacemos en el día a día los unos con los otros.

Me atreví a proponerle a una empresa en Cali, el implementar Cambiar Basura por Abrazos como una Publicidad Social, pues creía que la paz de verdad, estaba en cabeza de cada uno de nosotros, no lejos en otro país; fue una experiencia maravillosa y fuerte, pero pasé de la queja en redes, en los espacios sociales y familiares, a proponer una acción simple, pero con un mensaje significativo, que le ayudaba a otros a desconectarse de las preocupaciones del diario vivir por un momento.

Ahí conocí también de la importancia de la energía y las emociones, pues terminaba muy cargada de la energía de los demás, me enfermaba, pero eso no me impidió convertir a los abrazos en el distintivo de mi fundación y mío.

Aproveche mi participación como señorita Valle y toda la polémica que eso generó, para hacer el bien, eso me permitió llegar a más personas, pues creo que la omisión también nos hace cómplices y más que juzgar, debemos proponer, comunicarnos, unirnos y ejecutar.

Después de haber vivido depresión, pude ver que la SALUD MENTAL es más importante de lo que me pude imaginar y que hoy mi país y el mundo, merece tener una mirada compasiva a la historia de nosotros mismos, fijarnos en nuestro propio crecimiento, sabiendo que cada uno tiene la responsabilidad de trabajar en su historia, en dejar transformar el ser víctima de las circunstancias y ser cocreadores de la segunda oportunidad que todos merecemos.

Colombia es nuestro hogar, que la lucha de egos no sea la antesala de la realidad de nuestros vecinos y más bien, sea el semillero de cambios positivos y humanistas para nuestra sociedad, eso solo nos lo dará el ponernos de verdad la camiseta por el país que tanto amamos.

Crezcamos desde adentro, desde nuestro espíritu, para que el exterior sea reflejo de nuestra evolución interior, nos lo merecemos, ya es hora de una paz profunda y duradera, trabajemos nuestro cerebro a conciencia para que nuestra mente sea nuestra aliada.

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y recuerda que el cambio es de mentalidad,
te mando un abrazo de corazón a corazón, nos vemos la próxima, chao chao.