Gardeazabal

Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal

Acaba de ser publicado, con la colaboración del profesor Diego Jaramillo Salgado, un estruendoso libro donde el otrora dirigente indígena Páez, Francisco Gembuel, hace su autobiografía a través de una nutrida entrevista y la adoba con dos pequeñas visiones más, una de su esposa y otra de su hija Carmen Gembuel, actual representante legal del CRIC.

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Su lectura pasa de ser dolorosa a volverse asombrosa para los blancos del Cauca y de Colombia que, por andar generalizando lo que ha pasado en las comunidades indígenas, no quisieron enterarse de cuál fue el origen de las agremiaciones de los indios caucanos ni hasta dónde llegó su diferenciación con los tres grupos armados que los coparon, las Farc, el M19 y el ELN.

El libro logra no solo darnos esa información con detalles de pronto vericueticos, a veces recargado del gran de efecto de la chismografía étnica, pero en donde la seguridad de las respuestas del personaje corrobora lo que ya es historia dañina: que Francisco Gembuel fue equivocadamente juzgado como responsable promotor del asesinato en 1996 del alcalde de Jambaló , Marden Betancur, cuando todas las evidencias y los testimonios mostraban que fue ordenada por el ELN y promovida por las FARC a quienes el burgomaestre había enfrentado públicamente.

Y que fueron estas últimas las que hicieron cumplir la condena del destierro por 30 años que le decretaron injustamente a Gambuel, quien todavía vive esperanzado en el perdón divino que es eterno. La lectura del libro golpea porque cuestiona la influencia nefasta que los partidismos, el conflicto armado y el chisme indígena pregonado en borracheras puede alcanzar a impulsar la equivocación de la justicia de los indios consagrada por la Carta de 1991.

Pero sobre todo porque así como la multitud no dejó cumplir el día del juicio la condena de los 50 azotes en la espalda de Gambuel, ahora sus descendientes y el pueblo paéz esperan que la JEP logre que el jefe del ELN,Antonio García, oficialice la declaración donde llamó “ equivocación” la orden de mandar matar al alcalde Marden y 27 años después se limpie el nombre de Gambuel. Un libro que debieran leer muchos blancos para entender la realidad del Cauca y muchos indios caucanos para mirarse al espejo y arrepentirse.