Gardeazabal

Felipe Zuleta Lleras, quien hizo parte de una familia presidencial y ha escrito par libros sobre esas vivencias, preguntó el domingo pasado en su columna de El Espectador sobre los comportamientos del presidente Petro y su familia y, aunque el tema todavía estaba en primera fila entonces, no atizó llamas ni precipitó que los medios de comunicación hurgarán más allá en el lío armado alrededor del primer mandatario y sus hijos. Zuleta, como muchos colombianos, se preguntó por qué Petro, sabiendo de boca de su antigua nuera desde el primero de febrero de las ligerezas de su hijo se demoró un mes en denunciarlo a la Fiscalía.

Y siguiendo el método que usaba su abuelo el presidente Lleras Camargo, de lograr que se lea lo que no se dice, pregunta enseguida si todo se precipitaría porque la revista Semana dejó filtrar, o fue espiada, que publicaría la entrevista de la nuera presidencial.

Por supuesto en estos tiempos y alguien tan curtido como Zuleta, que vivió 10 años en el exilio para evitar que lo mataran, no responde claramente ninguna de las preguntas y prefiere hacer lo mismo con otros temas sobre la familia presidencial. Entonces toca el tema del hermano de Petro negociando la paz total en los pabellones carcelarios de los extraditables. Y con más sorna que verdadero interés, indaga también sobre el afán de concederles ciudadanía colombiana a los cuestionados ciudadanos españoles Xavier Vendrell y Eva Ferrer.

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Y, metiéndose en los aposentos donde cualquier familia, presidencial o no, le disgustaría sobremanera que se hiciera, pregunta por los problemas de comportamiento del presidente Petro, de su probable afición a las bebidas espirituosas y elevando un chisme a nivel de columna muy leída, pregunta si existe un conocimiento previo de la esposa del presidente sobre las adiciones y travesuras de su marido. No se si la columna haya tocado fibras íntimas pero no logró atizar el fogón que quieren levantar contra Petro y su gestión.