La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación-FAO y la Fundación Arbor Day, incluyeron a Santiago de Cali en el listado de ciudades distinguidas por el programa Tree Cities of the World’ (Ciudades Árbol del Mundo).

Este programa reconoce a las ciudades que invierten en soluciones basadas en los bosques, para mejorar la calidad de vida de sus habitantes y contribuir a la mitigación del cambio climático.

Entre los beneficios de los bosques urbanos se encuentran la reducción de las temperaturas extremas, el aumento de la biodiversidad, la captura de carbono y la provisión de servicios eco-sistémicos.

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Santiago de Cali, junto a Barranquilla y Bogotá, son las capitales colombianas que han logrado este reconocimiento. Para hacerse merecedoras del título ‘Ciudades Árbol del Mundo’, debieron cumplir con cinco estándares establecidos por el programa:
1. Contar con una legislación sobre el manejo de los árboles urbanos.
2. Tener un departamento o servicio dedicado a su cuidado.
3. Disponer de un plan o política al respecto.
4. Celebrar anualmente el ‘Día del Árbol’.
5. Realizar actividades educativas sobre el tema.

Para Franklin Castillo, subdirector de Calidad Ambiental del Departamento Administrativo de Gestión del Medio Ambiente-Dagma, es un reconocimiento al trabajo desarrollado y al impulso de programas de fortalecimiento a la gobernanza ambiental, como el realizado con los colectivos ciudadanos de bosques urbanos y eco-barrios.

“Esta es la Administración que más ha invertido en el tema del arbolado. Bajar de más de 70 árboles volcados en un vendaval, como sucedía hace años, a menos de cinco, como nos ha ocurrido en 2023, sumado al trabajo de recuperación de especies propias de nuestro bosque seco tropical, es la demostración que estamos en el camino indicado”, consideró Castillo.

El reconocimiento le sirve y proyecta a Cali mundialmente como uno de los territorios comprometidos con el desarrollo sostenible y resiliente, que valora su patrimonio natural y cultural.

Asimismo, le permite compartir experiencias y buenas prácticas con otras ciudades del mundo que también participan en el programa. Y adicionalmente, abre oportunidades para acceder a recursos técnicos y financieros y seguir fortaleciendo en la ‘sucursal del cielo’ la gestión ambiental urbana.