Siempre pensamos desde un principio que aquella persona que consumen sustancias alucinógenas o drogas, toma esta decisión por recomendación, por moda o generalizamos los comportamientos con conflictos sociales actuales, pero este tema tiene un trasfondo más profundo que muchos ignoran, LA DEPRESIÓN.
Días antes, estaba analizando la vida de Cheo, un habitante de calle en la cual le cogí cariño y me hice su amigo, en los momentos que hemos conversado siempre le he hecho la misma pregunta, ¿Por qué no lo dejas ya, Cheo? Con risa penosa me responde, ¿si no lo fumo, ni me inyecto, quien puede escuchar mis penas? ¡Papá, yo fumo para olvidar!, la vida de Cheo fue de muchos privilegios, aquel hombre ingeniero de sistemas, habla inglés y francés.
Su historia es tan bella y triste a la vez, que una crónica sacare para narrar, ahora bien, la vida de mi amigo no es muy diferente a las demás que he presenciado.
Recuerdo aquel señor en Bogotá que vende figuras de metal elaboradas con latas de cerveza, donde muy formalmente me contó de su historia, dicho hombre fue campesino, todo le fue arrebatado por un grupo subversivo, su familia, tierras y animales de granja padecieron, el único acompañante que lo siguió desde el pueblo donde él salió, fue manolo, un perro criollo que lo sigue día y noche.
Don Jeremías no duerme, aún recuerda esas noches, su único medicamento para descansar es una bareta bien gruesa, él me asegura que no es la mejor opción pero es la alternativa más barata.
Escuchar historias como estas, generan más preguntas que respuestas, no nos engañemos, actualmente la depresión creció aproximadamente 5 % (en la población adulta), siendo la segunda causa de carga de enfermedad en Colombia, la depresión en el país es más alta que el promedio en el mundo; En los informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la depresión, un mal que afecta al 4,4 por ciento de la población del planeta, ubica a Colombia por encima del promedio mundial, lo que genera una gran preocupación a nivel social y clínico.
Don Jeremías expresaba como una alternativa barata, ya que otros optan por la más cara, quitándose la vida, ¡yo quiero vivir, pero deseo olvidar! Expresó con tono de dolor, ahora, hay que diferenciar la delgada línea entre la drogadicción y el uso de drogas recreativas, recordemos que las drogas recreativas son aquellas que suelen ser consumidas en fiestas, clubes y bares.
Legalizarlas o no, es cuestión de debate, el alcohol fue una droga prohibida en los años 20 Al Capone se hizo rico con dicha prohibición hasta ser legalizada, el consumo de marihuana debería ser legal siempre y cuando haya límites de su uso como el cigarrillo.
Lo cierto es que, Colombia debería acabar con el paradigma del consumo de dichas sustancias, otros países aplicaron esta medida, no sin antes erradicar el problema de raíz, y es el consumo al que se le da a estas, entre mas DEPRESION habrá mayor consumo, más problemas sociales y desigualdad.
El gobierno habilitó líneas de atención psicológica GRATUITA, ¿pero aquellos que no tienen la oportunidad de llamar?, ¿qué? ¿si son ignorados frecuentemente, como pueden ser escuchados? Como dice mi amigo Cheo, la amiga, la bareta será la que los acompañe a escuchar las penas en las noches oscuras y frías de la ciudad.